publicación - CCOO
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ORIGEN Y ASCENSO DE LA COMISIONES OBRERAS BAJO EL FRANQUISMO<br />
Este rechazo llevaba a exigir, junto a los derechos de reunión, expresión y huelga, el derecho<br />
de asociación obrera, para a continuación pronunciarse por un sindicalismo independiente<br />
del Estado y de los partidos políticos. Un sindicalismo que además se definía como<br />
unitario, por lo que las Comisiones plantearán, ya en 1966, la necesidad de una Central<br />
Sindical Única, constituida a partir de un proceso asambleario en las empresas y en el que<br />
participarían las organizaciones obreras en ellas presentes.<br />
Sin embargo, en este contexto, las Comisiones Obreras no se definirán a sí mismas<br />
como un sindicato, sino como un movimiento independiente de la clase obrera, que albergaba<br />
en su seno a trabajadores de distintas creencias políticas y religiosas y que tomaba sus<br />
decisiones democráticamente, mediante mecanismos asamblearios. Las Comisiones se<br />
decantaban a su vez por la actuación en la legalidad, rechazando, todo intento de impulsarlas<br />
a la clandestinidad. Al mismo tiempo, centrarán sus propios objetivos tanto en la<br />
lucha por la mejora de las condiciones laborales como en el combate por la conquista de las<br />
libertades democráticas, especialmente los derechos y libertades sindicales. Esencialmente,<br />
estas fueron las líneas programáticas que asumiría la Asamblea o Reunión General, reunida<br />
por primera vez en junio de 1967 y en la que había delegados de Galicia, Asturias, Santander,<br />
Euskadi, Zaragoza, Cataluña, Andalucía, País Valenciano, Murcia, Guadalajara y<br />
Madrid. En diciembre de ese mismo año, en una coyuntura de recesión económica que<br />
estaba afectando a las condiciones de los trabajadores, se reuniría la Segunda Reunión<br />
General de Comisiones Obreras. En ella se hacía un balance optimista de la jornada de<br />
lucha que había tenido lugar el 27 de octubre de ese mismo año y se insistía en la necesidad<br />
de una serie de reformas (agraria, fiscal, educativa, crediticia) y en la nacionalización de la<br />
banca. Además se reclamó la amnistía para los presos políticos y se proclamó la solidaridad<br />
con los ya numerosos miembros de las Comisiones encarcelados. Finalmente, se diseñó<br />
una perspectiva de acciones parciales hasta confluir en una movilización general (Zamora<br />
Antón & Ibáñez, 1987). Sin embargo, esa perspectiva quedaría aplazada, debido a la contracción<br />
de las movilizaciones y a los efectos de la represión. Al margen de las decisiones de<br />
las Reuniones Generales, las Comisiones Obreras se posicionarán pronto por las libertades<br />
nacionales. En Cataluña, apoyarán las convocatorias del 11 de septiembre. En Euskadi, en<br />
marzo de 1967, la Comisión Obrera de Guipúzcoa publica una declaración en la que<br />
incluye entre sus objetivos la liberación nacional del pueblo vasco (Ibarra Güell & García<br />
Marroquín, 1993).<br />
La extensión y coordinación de las Comisiones Obreras entre 1962 y 1967 coincidió,<br />
no por casualidad, con el ascenso de la actividad huelguística en el país. Las Comisiones y<br />
el proceso de huelgas y otras movilizaciones se retroalimentaron mutuamente. En el<br />
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