publicación - CCOO
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ORIGEN Y ASCENSO DE LA COMISIONES OBRERAS BAJO EL FRANQUISMO<br />
que introducen las Comisiones en el conflicto laboral, otras dos movilizaciones de 1967<br />
concentraron la pluralidad y riqueza de las formas de acción colectiva que también en este<br />
período van a aparecer. Se trata de las jornadas de lucha del 27 de enero y 27 de octubre de<br />
ese año. A pesar de que la segunda convocatoria era de carácter estatal y del balance optimista<br />
trazado en la Segunda Coordinadora General de diciembre, al que hemos aludido<br />
anteriormente, lo cierto es que el éxito más notable de ambas movilizaciones se registró en<br />
Madrid. En efecto, en la capital llegaron a movilizarse en torno a 80.000 trabajadores el 27<br />
de enero y unos 60.000 el 27 de octubre. Una gran mayoría de ellos pertenecían a las grandes<br />
fábricas metalúrgicas del sur de la ciudad y del eje del Henares (Perkins, Pegaso, Standard,<br />
Isodel, Marconi, Construcciones Aeronáuticas, etcétera). En ambas fechas las formas<br />
de movilización fueron muy flexibles y variadas. Fue como si en un solo día se concentrasen<br />
los diferentes modos de protesta que se venían ensayando durante los últimos tres años.<br />
Esta flexibilidad resultó una fuente de éxito, en la medida en que eludió plantear como<br />
única fórmula un día de huelga en todas partes, en un contexto de dificultades represivas.<br />
De este modo, al concluir la jornada laboral, se organizaron marchas desde las fábricas<br />
hacia cinco puntos distintos del centro de la capital, donde había convocadas concentraciones.<br />
A lo largo del día se registraron, según las posibilidades de cada centro de trabajo,<br />
paros parciales, ausencia de los comedores y del transporte de las empresas, minutos de<br />
silencio a la hora del bocadillo, reducción de las horas extras, ritmo de trabajo lento durante<br />
períodos de menos de una hora, recogida de firmas para cartas de protesta ante las autoridades<br />
laborales o sindicales, etcétera (Babiano, 1995).<br />
Teniendo en cuenta el éxito en las elecciones sindicales de 1966, el aumento de la actividad<br />
huelguística y la misma progresión organizativa de Comisiones Obreras, hacia 1967<br />
la situación parecía inmejorable para el movimiento. Sin embargo, en ese momento aparecieron<br />
nuevas dificultades para su desarrollo. Estas dificultades fueron principalmente<br />
de orden represivo, aunque también surgieron las controversias internas, el descenso de la<br />
movilización y la interrupción de la negociación colectiva en 1968.<br />
En el aspecto represivo, desde comienzos de 1967 la Sala Segunda del Tribunal Supremo<br />
dictaría múltiples sentencias que calificaban a las Comisiones Obreras de asociación ilícita,<br />
por lo que su actuación quedó dentro del ámbito del Código Penal. Entre estas sentencias<br />
pueden citarse la de 16 de febrero de ese año sobre la Comisión Obrera de Vizcaya, la sentencia<br />
de 4 de octubre de 1968 sobre la Comisión Obrera Provincial de Guipúzcoa o la sentencia<br />
de 15 de octubre del mismo 1968 relativa a las Comisiones Obreras del Barrio del<br />
Alto Arenal, de Madrid (De la Villa & Palomeque, 1978). Estas sentencias marcan el fin de<br />
la relativa tolerancia con que las Comisiones se venían desenvolviendo en los últimos cua-<br />
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