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publicación - CCOO

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JORGE ARAGÓN<br />

dad económica como elementos promotores de cohesión social y de productividad -creadores<br />

de riqueza- cuyo análisis no puede ser abordado desde postulados economicistas o<br />

mercantilistas, que intentan evaluar sus acciones mediante instrumentos claramente rudimentarios<br />

e insuficientes –por muy sofisticados que sean– frente a la complejidad de la realidad<br />

que se estudia. Como se ha señalado pedagógicamente, el objetivo formal del sindicato<br />

es más vago que el del empresario. Los beneficios pueden medirse en una dimensión<br />

monetaria, sin embargo el «bienestar económico» de los trabajadores es un cúmulo de<br />

fenómenos discretos: los salarios, que tienen una dimensión monetaria; las horas de trabajo,<br />

que tienen una dimensión temporal; y las condiciones físicas de trabajo, la seguridad<br />

económica, la protección contra el abuso de los directivos y algunos derechos de autodeterminación,<br />

que no tienen ninguna dimensión en absoluto 1 .<br />

Pero desde estas mismas consideraciones críticas sobre el análisis económico convencional,<br />

que relega a un segundo plano el estudio de la acción de las organizaciones sindicales<br />

–paradójicamente, porque también relega a este segundo plano el estudio de lo que ocurre<br />

dentro de las empresas, a pesar de que son la base de la economía de mercado-, sería<br />

absurdo buscar una teoría económica general de la acción sindical sin tener en cuenta las<br />

características específicas de las propias organizaciones sindicales y el contexto legal e institucional<br />

en el que actúan, desde una perspectiva histórica. Es decir, sin analizar si se está<br />

hablando de sindicatos corporativos o sindicatos de clase, sus niveles de representatividad<br />

-no sólo respecto a sus afiliados sino al conjunto de los trabajadores-, sus relaciones y sus<br />

niveles de autonomía respecto a otras organizaciones políticas, económicas o sociales, así<br />

como otros múltiples factores que no pueden ser excluidos del análisis económico porque<br />

la economía es una esfera más de la vida social que, al igual que las demás, impone límites<br />

y posibilidades relativas y, en ese mismo sentido, condiciona las posibilidades de decisión<br />

y de actuación de los sujetos individuales o colectivos.<br />

Como apuntaba la economista Joan Robinson: «el análisis económico necesita ser complementado<br />

por una especie de antropología histórica comparativa que, como campo científico,<br />

está aún en su infancia» 2 .<br />

La crisis económica como contexto de la transición<br />

El marco de análisis desarrollado anteriormente es especialmente relevante para el aná-<br />

1 MCCONELL C.R y BRUE, S.L. (1996): Economía Laboral, McGRAW-HILL, Madrid.<br />

2 ROBINSON, J (1960): La acumulación de capital. FCE, Méjico.<br />

GACETA152 SINDICAL

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