publicación - CCOO
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JULIÁN ARIZA RICO<br />
vos de la clase obrera estaba en el poder y en las instituciones políticas y que el gran protagonista<br />
para ello debía ser el Estado.<br />
Viene a cuento recordar todo esto porque tales ingredientes, que jugaron una función<br />
muy positiva para la lucha antifranquista e incluso para la fase inicial de la transición, marcarán<br />
también una cultura sindical que indujo a algunos excesos en la etapa democrática.<br />
Por ejemplo, la demonización que hicimos del pacto social, que en Europa había sido uno<br />
de los factores de asentamiento del propio modelo social que defendemos desde hace unos<br />
cuantos años frente a quienes intentan cambiarlo, nos llevó a una apreciación más que despectiva<br />
y un tanto equivocada hacia el Acuerdo Marco Interconfederal que suscribieron<br />
CEOE y UGT en 1981. Pero, dejando a un lado otros muchos efectos y para centrarme en<br />
lo que ahora pretendo destacar, nos llevó durante muchos años a una política sindical centrada<br />
en el objetivo de conseguir que desde el Estado, desde la instituciones políticas, se<br />
regularan cuanto más, mejor, las condiciones sociales, económicas y laborales de los trabajadores.<br />
Hemos buscado más la tutela del Estado y la intervención del poder legislativo que la<br />
autotutela sindical a través de la función contractual.<br />
Unido a la configuración del Estado como Estado de las Autonomías, sin duda un acertado<br />
modelo, explica por qué la doble estructura en que se asienta la Confederación se ha<br />
consolidado mucho más en los ámbitos de las Confederaciones de Nacionalidad y Uniones<br />
Regionales que en los ámbitos de las Federaciones.<br />
Explica por qué nos hemos escorado un tanto a lo que algunos llaman sindicalismo de<br />
sociedad en detrimento del sindicalismo de centro de trabajo. Explica no sólo, como antes<br />
apunté, que no se hayan volcado más esfuerzos a la potenciación de negociación colectiva<br />
sectorial sino que durante muchos años la relación con la patronal, CEOE, fuese sólo esporádica.<br />
Explica, en fin, que tras constatar que en lugar de una función tutelar se observara<br />
en todas partes un retroceso de ese papel por parte del Estado, tuviéramos el acierto de hacer<br />
una inflexión, allá por 1994, pero que luego nos encontráramos con que el desarrollo de<br />
los acuerdos interconfederales a través de la negociación colectiva tropezase con el obstáculo<br />
de nuestras debilidades y desajustes organizativos.<br />
Sea como fuere, tenemos razones para sentirnos orgullosos de lo que hicimos. Y hay<br />
motivos para pensar que nuestra capacidad para corregir algunas de nuestras insuficiencias<br />
asegura que tenemos grandes posibilidades de crecer y continuar siendo la primera central<br />
sindical de España. ¡Quién lo hubiera creído hace 40 años!<br />
GACETA60 SINDICAL