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publicación - CCOO

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ANTONIO GUTIÉRREZ VEGARS<br />

participación de los representantes de los trabajadores en la organización del trabajo, por<br />

lo general de: corte taylorista. Ese esfuerzo de las fuerzas productivas era internalizado por<br />

el Estado en forma de gasto social —Estado de Bienestar—y financiado en buena parte con<br />

políticas fiscales redistributivas de la riqueza a favor de los menos favorecidos. Por el<br />

segundo, el movimiento obrero no cuestionaba la propiedad privada de los medios de pro-<br />

ducción, pero el capital admitía el posible acceso a la misma por parte de los trabajadores<br />

o la disputa por una mejor distribución de sus beneficios con un compendio de derechos<br />

laborales —incluido el de huelga—legalmente reconocidos por el Estado.<br />

En España llegamos a la democracia treinta años más tarde que nuestros vecinos del<br />

Norte y en un momento recesivo de las economías occidentales. En ese contexto, radical-<br />

mente distinto al europeo, la Concertación Social española tuvo sobre todo una Función<br />

coadyuvante del proceso de consolidación política e institucional de la democracia como<br />

la descrita más arriba. Aquí el Pacto Social contribuyó a paliar el conflicto social, pero bas-<br />

tante menos a promover las reformas económicas y sociales, que se acometieron tarde y en<br />

condiciones adversas, con más intervención de los poderes públicos en su diseño y ejecu-<br />

ción y menos desarrolladas desde el ámbito convencional mediante la negociación autó-<br />

noma entre los interlocutores sociales. De ahí que nuestro marco de relaciones laborales<br />

haya sido fruto mucho más de la acción jurídico—normativa del legislativo y del ejecutivo,<br />

con reformas y contrarreformas sucesivas, que de innovaciones promovidas desde los<br />

ámbitos contractuales.<br />

Por otra parte, las reformas estructurales se realizaron con políticas económicas de<br />

ajuste y transferencias del sector público al privado en tres planos: en el de la remodelación<br />

del capital constante durante la reestructuración industrial; en la modificación del capital<br />

variable, reduciendo plantillas con cargo a la Seguridad Social y modificando su estructura<br />

con la sustitución de empleo fijo por temporal igualmente con subvenciones de diverso<br />

tipo; y en tercer lugar mediante la desfiscalización de las rentas de capital al tiempo que se<br />

incrementaba el peso de la imposición indirecta en el sistema tributario. Ejes de política<br />

económica que generan una inercia difícil de cambiar aun en ciclos expansivos de la eco-<br />

nomía en los que siempre hay alguna variable macroeconómica que ajustar. Máxime en un<br />

país como el nuestro con una tendencia muy acusada a la inflación de precios para incre-<br />

mentar los beneficios a muy corto plazo, consecuencia a su vez de una larga trayectoria eco-<br />

nómica poco abierta a la competencia exterior y marcada por prácticas oligopolísticas en<br />

la fijación de precios de los bienes y servicios de amplio consumo.<br />

Una situación corno la descrita anteriormente es la que nos encontramos a finales de<br />

1988. Un nuevo período expansivo que se abordaba con el empeño prioritario de reducir<br />

GACETA 76 SINDICAL

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