publicación - CCOO
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EMILIO GABAGLIO<br />
aparato productivo, de la distribución territorial del desarrollo así como una decisión clara<br />
de reforzamiento del «modelo social europeo», de sus valores y de sus políticas de igualdad<br />
de trato, de cohesión social y de solidaridad. Más allá de este reequilibrio es necesario pensar<br />
en un desarrollo de Europa en términos de Unión política, fundada sobre instituciones<br />
más eficaces, pero también más democráticas y más próximas a los ciudadanos.<br />
Por otra parte, sólo así la Unión Europea podrá tener más peso en la escena internacional,<br />
para proponer su «diversidad», su modelo social, como alternativa a la política neoliberal<br />
dominante en los procesos de globalización en curso, contribuyendo de ese modo a<br />
la construcción de un nuevo y más justo orden económico y social mundial.<br />
En cuanto a la metodología con la cual llegar a esa redefinicion del «proyecto europeo»,<br />
está claro que ésta no puede ser la tradicional de las conferencias político–diplomáticas. Es<br />
preciso abrir un basto debate entre los ciudadanos en el cual puedan participar todas las<br />
fuerzas vivas de la sociedad europea, a nivel de cada país, así como de forma transnacional.<br />
Tenemos necesidad de una opinión pública europea, informada y partícipe.<br />
La CES es por tanto favorable a repetir la experiencia de la convención que preparó la<br />
Carta de los Derechos Fundamentales, un texto que pese a sus limitaciones está entre los<br />
más significativos resultados de estos años. Con dos condiciones. La primera, que la convención,<br />
aunque formada por representantes de los Parlamentos nacionales y europeo, de<br />
los gobiernos y de la Comisión, escuche a los ciudadanos y consulte en modo permanente<br />
y sistemático a las fuerzas organizadas que los representan, empezando por el movimiento<br />
sindical. La segunda condición es que la convención no se proponga alcanzar compromisos<br />
a cualquier precio, sino que presente una pluralidad de opciones, dejando la última<br />
palabra a los jefes de Estado y de Gobierno, en modo claro y transparente, de forma que la<br />
opinión pública pueda entender y juzgar.<br />
Si tenemos necesidad de una Europa más democrática, es preciso partir de aquí.<br />
Un movimiento sindical europeo fuerte y representativo, capaz de expresarse con una<br />
sola voz frente a las instituciones y a las patronales europeas y de movilizarse y luchar de<br />
forma coordinada, es la mejor garantía de que disponemos para el alcance de nuestros objetivos.<br />
En los últimos años hemos completado la construcción de una CES unitaria y pluralista<br />
en la que se encuentran todas las experiencias y las familias históricas del sindicalismo<br />
europeo.<br />
Nuestra influencia sobre las sedes de decisión europeas ha crecido y hemos impuesto<br />
que la plena ocupación, el trabajo con derechos, se convierta en un objetivo declarado de<br />
la Unión Europea. En este sentido, durante la Presidencia española de la Unión en el pri-<br />
GACETA240 SINDICAL