publicación - CCOO
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COMISIONFS OBRERAS Y LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA: UNA CONTRIBUCIÓN INFRAVALORADA<br />
rávit de casi medio billón de pesetas para incentivos a las empresas y otros fines distintos<br />
a la acción protectora de las personas paradas.<br />
En cuanto al derecho de huelga cabe recordar que sigue regulado por un decreto pre-<br />
democrático de marzo del 77 y la abundante jurisprudencia posterior a la Constitución<br />
—pero tan variada que a veces es contradictoria—, debido a que el presidente Felipe Gonzá-<br />
lez decidió disolver las Cortes en la misma semana en la que estaba prevista la sanción defi-<br />
nitiva del Parlamento a una Ley de Huelga que había sido negociada con su propio grupo<br />
parlamentario —al que él mismo nos remitió para dicha negociación tras aquel último conflicto—,<br />
minuciosamente elaborada para dotarla de un gran equilibrio entre el ejercicio del<br />
derecho y el cumplimiento garantizado de servicios mínimos en los servicios esenciales<br />
para la comunidad. Un texto perfectamente válido en el presente y que sigue durmiendo<br />
el sueño de los justos porque tampoco el actual gobierno ha querido retornarlo.<br />
La flexibilidad laboral entendida como desregulación de derechos y precarización del<br />
empleo tuvo su máximo exponente en la reforma laboral de 1994, que de nuevo desenca-<br />
denó la última huelga general realizada hasta el momento, la del 27 de enero del 94. En<br />
esta ocasión, el gobierno no quiso abrir ningún espacio de negociación.<br />
No obstante, los sindicatos, tantas veces acusados de arremeter contra los gobiernos<br />
socialistas por ocultas razones «políticas», no tuvimos otra intención que la de recuperar los<br />
ámbitos de negociación perdidos con el gobierno cualesquiera que hubieran sido las dife-<br />
rencias anteriores. Y menos dejarnos llevar por el vendaval opositor que se desató contra él<br />
durante la última de sus legislaturas. Así, pudimos realizar nuevos acuerdos puntuales con<br />
el gobierno de Felipe González en el mismo año 94 sobre revalorización de las pensiones,<br />
retribuciones de empleados públicos, Plan de Empleo Rural, etcétera.<br />
Pero si la economía recuperaba su pulso, la situación política se degradaba a pasos agi-<br />
gantados. Más que la legítima oposición a un gobierno se llegó a dar la sensación de estar<br />
asistiendo a la deslegi ti mación del sistema democrático, lo que enfrascaba la vida política<br />
e institucional en una crispación creciente y paradójicamente paralizante. Y las negativas<br />
consecuencias de todo ello empezaban a sentirse en el desaprovechamiento de las nuevas<br />
oportunidades para el empleo que aportaba el incipiente ciclo alcista de la economía.<br />
Por primera vez, los agentes sociales no permanecimos atentos, preocupados pero pasi-<br />
vos a las espera de que escampara la tormenta política, sino que adoptamos una iniciativa<br />
conjunta para dirigirnos al gobierno y a todos los partidos parlamentarios trasladándoles<br />
nuestras inquietudes e instándoles a encauzar una salida del atolladero en el que todos,<br />
fuerzas políticas, sociales y la sociedad en general nos encontrábamos. Y quisimos predicar<br />
con el ejemplo adelantándonos a pergeñar un temario de negociación, sus formas y ritmos.<br />
GACETA 79 SINDICAL