publicación - CCOO
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tendida Central Única, unitaria y pluralista. La transición de movimiento a sindicato fue<br />
bastante polémica aunque, afortunadamente, la hicimos. Pero esta es otra parte de nuestra<br />
historia que no encaja en el objeto de esta memoria del antifranquismo.<br />
Lo sociopolitico<br />
MEMORIA SINDICAL DEL ANTIFRANQUISMO<br />
Lo que sí encaja es una reflexión final acerca de cómo nos veíamos a nosotros mismos.<br />
Como queda reflejado en un documento que discutimos en 1966, titulado «Ante el<br />
futuro del sindicalismo», en cuya elaboración participamos un grupo bastante heterogéneo,<br />
estaba claro que nuestra voluntad no era ser un sindicato sino actuar para que una vez<br />
conquistadas las libertades los trabajadores se pronunciaran sobre el sindicato y el tipo de<br />
sindicalismo que prefirieran. Por supuesto que fuimos precisando nuestra oferta –unitario,<br />
pluralista, asambleario, de clase, reivindicativo y sociopolítico– enfatizando también<br />
en lo que llamábamos sindicalismo de «nuevo tipo», que superara en su quehacer la frontera<br />
que separa al afiliado del no afiliado.<br />
Nuestra idea de ese carácter sociopolítico con el que, a su vez, definíamos nuestro movimiento,<br />
partía de la correcta percepción de que los problemas de los trabajadores no tienen<br />
ni su origen ni su solución exclusivamente en la esfera de la producción. Desde las políticas<br />
de vivienda hasta la de transportes públicos, desde el sistema educativo al conjunto de<br />
las prestaciones sociales, desde la fiscalidad al sistema sanitario, además de lo más directamente<br />
laboral e, incluso, aspectos de la política exterior del país, eran pocos los campos que<br />
no afectaran directamente a los trabajadores y sobre los que nos parecía que el sindicalismo<br />
estaba obligado a intervenir.<br />
Aunque no hay duda de que aquella concepción era y sigue siendo correcta, tampoco<br />
caben dudas de que en su traducción práctica podía dar pie a una especie de pansindicalismo<br />
y a una suma desigual de ingredientes donde más que un movimiento sociopolítico<br />
actuáramos como un movimiento político–social, como en buena medida sucedió, lo que<br />
no sólo resultaba lógico sino en absoluto criticable. Todo lo contrario, era lo que se correspondía<br />
con aquella situación. Porque en ningún momento se puede obviar que al lado de<br />
estas teorizaciones estaba una práctica opositora a un sistema político que había de derribarse<br />
para conquistar las libertades democráticas. Como tampoco puede obviarse que a<br />
medida que la represión ejercía su criba de efectivos, los resistentes eran quienes poseían<br />
mayor compromiso con la lucha, esto es, quienes acumulaban mayor carga de convicciones<br />
ideológicas y políticas. Los cuales, básicamente comunistas, no sólo aportaban una<br />
justa opción anticapitalista sino que consideraban que la clave para el avance de los objeti-<br />
GACETA59 SINDICAL