publicación - CCOO
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LAS COMISIONES OBRERAS Y LOS PROCESOS MIGRATORIOS<br />
por esto han favorecido esta ideología y el país emisario favorecía la «ideología de retorno»<br />
porque en gran medida estaba interesado en las remesas de dinero que los emigrantes enviaban<br />
al país de origen.<br />
Hay otro elemento importantísimo que también ha sido subrayado por muy diversos<br />
autores y que ha sido una constante en muchas de las migraciones españolas, pero que es<br />
mucho más palpable en este momento. El Informe FOESSA de 1978 explica claramente<br />
este fenómeno cuando afirma que por cada español que emigra al exterior, nueve lo hacen<br />
dentro del propio país (Foessa, 1978: 26). Este mismo fenómeno había sido comprendido<br />
por otros autores tales como Cardelus y Pascual («Movimientos migratorios y organización<br />
social», Peninsula, Barcelona 1979: 87-88), que subrayan con razón la articulación entre<br />
migraciones exteriores e interiores. Si profundizamos un poco más en estos datos encontramos<br />
algo que llama bastante la atención. En primer lugar, es evidente que desde un<br />
punto de vista cuantitativo la emigración a Europa es un fenómeno de orden secundario si<br />
se lo compara con la emigración interna. Sin embargo, el problema que queremos plantear<br />
no es puramente cuantitativo sino estructural. Dicho de una manera bastante simple,<br />
desde un punto de vista estructural pensamos que si tomamos los dos procesos migratorios<br />
en su conjunto podemos asignar pesos específicos a cada uno de los movimientos migratorios<br />
e interpretar la emigración a Europa como un elemento muy importante, pero<br />
subordinado al flujo migratorio interno dentro del interior del Estado español. La visualización<br />
de lo que aquí queremos decir se presenta claramente si se tiene en cuenta que entre<br />
1962 y 1970 se instalan en el área de Barcelona más o menos un millón de personas y al<br />
mismo tiempo otras 406.000 han abandonado la zona para instalarse en otras zonas de<br />
Cataluña, en otras ciudades españolas o en otros países europeos.<br />
Con esto no queremos afirmar, ni mucho menos, que toda la emigración a Europa haya<br />
tenido un carácter gradual, es decir, que en un primer momento se haya producido una<br />
emigración interior y posteriormente un flujo exterior. Aunque haya muchos casos en que<br />
esto ha ocurrido así, no tenemos datos suficientes para afirmar que esto haya sido un fenómeno<br />
general, es más creemos que en línea de máxima esto es inadmisible, Lo que sí queremos<br />
subrayar es que la interpretación de los dos flujos migratorios no se puede hacer<br />
como hace Saskia Sassen en otros contextos en donde la emigración interior se considera<br />
como un proceso de movilización que prepara para la emigración hacia el exterior. Pensamos<br />
que en el caso español, y también en otros muchos casos, esta interpretación es errónea.<br />
Se basa más que en los datos en la propia perspectiva que se toma para hacer el análisis.<br />
Tanto los estudios de Sassen como otros que toman como punto de referencia lo que<br />
podíamos llamar vagamente el sistema mundial, parten siempre de lo que ocurre en el cen-<br />
GACETA175 SINDICAL