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publicación - CCOO

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COMISIONES OBRERAS Y 1A I-RANICON DEMOCRÁTICA: UNA CONTRIBUCION INFRAVALORADA<br />

político confundiendo los esfuerzos realizados en aras de un interés inequívocamente gene-<br />

ral, como era consolidar la democracia, con sacrificios a realizar para los intereses del<br />

gobierno de turno.<br />

La negociación terminó sin la firma de CC.00., que dejó de ser convocada por el<br />

representante del gobierno antes de entrar en materias concretas, y con el act erdo de<br />

CEOE-CEPYME y UGT no sin antes dilucidar alguna confusión respecto del texto final<br />

en referencia a una peculiar trasposición de la directiva comunitaria del 17 de febrero del<br />

75 sobre despidos colectivos, que pudo evitarse gracias a la rotunda negativa de la UGT.<br />

Pero la reforma parcial del Estatuto dando cabida a la con rratación temporal descausali-<br />

zada ,v la ambigüedad calculada sobre la reforma de la Seguridad Social darían paso a una<br />

multiplicidad de modalidades de contratación eventual y precaria que vendría a provocar<br />

una fuerte sustitución del empleo estable, así como al cambio brusco del sistema de cálculo<br />

para establecer la base de las pensiones de jubilación. Esta última derivación negativa del<br />

AES provocó el primer encontronazo fuerte entre la UGT y el gobierno de Felipe Gonzá-<br />

lez. Y la recuperación momentánea de la unidad de acción entre las dos centrales sindicales<br />

que convocaron manifestaciones conjuntas, aunque no se mantuvo en la convocatoria de<br />

la primera huelga general en democracia, adelantada unilateralmente por CC.00. -todo<br />

hay que decirlo- y que tuvo lugar el 20 de junio de 1985.<br />

A partir de entonces las relaciones entre los sindicatos y los sucesivos gobiernos socia-<br />

listas se caracterizaron más por el desacuerdo y el conflicto que por los acuerdos, a los que<br />

no se llegó hasta 1990 y para saldar el conflicto abierto desde la huelga general del 14 de<br />

diciembre de 1988. Demasiados desencuentros y fracasos como para explicarlos con sim-<br />

plezas que se quedan en supuestas rencillas personales de unos o en oscuras estrategias par-<br />

tidistas de otros. Una experiencia, al fin y al cabo, suficientemente importante en nuestra<br />

historia reciente de la que tampoco se extraerían las oportunas enseñanzas si nos limitáse-<br />

mos a imputarnos recíprocamente toda la culpa por lo sucedido sin asumir la parte de res-<br />

ponsabilidad que tuvimos cada cual, posiblemente más por la inexperiencia de todos en sus<br />

respectivas funciones que por aviesas intenciones de nadie. Y, sobre todo, si no profundi-<br />

zamos en el análisis desapasionado de lo sucedido con el ánimo de conjugar cabalmente los<br />

respectivos enfoques para que en el futuro inmediato las cosas sucedan de mejor manera.<br />

En los países europeos que tuvieron la suerte de vivir el desarrollismo de la postguerra<br />

con regímenes democráticos y economías social y de mercado libres, la Concertación<br />

Social respondía sobre todo al pacto keynesiano en lo económico y a la regulación demo-<br />

crática del conflicto social en lo político. Por el primero, se intercambiaba la certidumbre<br />

en la evolución de los costes laborales a medio y largo plazo por altas tasas de ocupación y<br />

GACETA 75 SINDICAL

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