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publicación - CCOO

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HÉCTOR MARAVALL GÓMEZ–ALLENDE<br />

En nuestro sindicato, además de sufrir diversas maniobras (despidos de candidatos, no<br />

contabilizacion de actas, no cómputo de los elegidos antes del 15 de marzo, etc.), mientras<br />

todo eran facilidades para UGT, no fuimos suficientemente conscientes del desgaste<br />

sufrido por nuestra fuerte oposición al Estatuto de los Trabajadores y al AMI, que nos había<br />

generado un perfil duro ante determinados sectores más moderados de trabajadores (aunque<br />

también perdimos en empresas de gran tradición de lucha como SEAT y FASA), imagen<br />

potenciada sin duda por los medios de comunicación social.<br />

En plena negociación colectiva, el gobierno presentó en marzo de 1980 el proyecto de<br />

Ley Básica de Empleo. El proyecto de ley, en su texto inicial, incorporaba retrocesos sobre<br />

la situación existente e implicaba ya una primera lectura regresiva sobre el contenido del<br />

Estatuto de los Trabajadores.<br />

Dada la trascendencia del proyecto de ley, CC.OO. pidió al gobierno la negociación de<br />

la misma y propuso a UGT la coordinación de planteamientos y de movilizaciones. Ni uno<br />

ni otro aceptaron las propuestas de nuestro sindicato, alegando UGT que el clima de<br />

enfrentamiento existente en la negociación colectiva y en el inicio de las elecciones sindicales<br />

no permitía la unidad de acción ante la Ley Básica de Empleo.<br />

En un marco desfavorable, en medio de la negociación de los convenios e iniciándose<br />

las elecciones sindicales, CC.OO. lanzó una serie de movilizaciones que no tuvieron la respuesta<br />

que hubiera sido necesaria. Sólo los diputados comunistas defendieron en las Cortes<br />

las propuestas del sindicato.<br />

Nuevamente, nuestras movilizaciones, aunque limitadas, no fueron estériles y el proyecto<br />

de ley experimentó modificaciones positivas, quedando una ley que si bien globalmente<br />

no aprobamos, como también se ha visto por el paso del tiempo, a pesar de sus lagunas<br />

e insuficiencias, era razonablemente aceptable, por lo que fue sufriendo, al igual que el<br />

Estatuto, sucesivas reformas restrictivas en las legislaturas socialistas.<br />

Tras la difícil situación vivida en el primer semestre de 1980, CC.OO. buscó retomar la<br />

iniciativa elaborando y presentando el Plan de Solidaridad Nacional contra el Paro y la Crisis,<br />

desarrollando una idea que desde 1978 estaba apareciendo en documentos del sindicato.<br />

Es muy posible que algunas de las ideas fundamentales del plan fueran excesivamente<br />

voluntaristas y respondieran a una traslación demasiado mecánica de realidades y experiencias<br />

de otros países de la Unión Europea. Pero en lo sustancial, el plan supuso un<br />

esfuerzo de propuesta global que marcó una época de nuestra acción sindical y fue la única<br />

iniciativa en positivo frente a la crisis económica surgida desde las fuerzas progresistas de<br />

nuestro país, ya fueran partidos políticos, sindicatos u otras organizaciones sociales.<br />

El plan pretendía un diseño de política integral con tres grandes capítulos. El primero<br />

GACETA138 SINDICAL

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