Officium Veneris - Telecable

que es lo mejor de lo mejor Anal Academy de Private. Mientras la
acción sexual se desarrollaba, empecé a tocarle las tetas. Ella miraba
fijamente la pantalla sin decir nada; pero en un momento
buscó mi paquete y empezó a acariciarlo como no lo había hecho
nunca, con una suavidad meticulosa de caricias demoradas y absurdas.
Yo ya me sabía la película de memoria y el masaje me estaba
poniendo a cien, así que me levanté, y sentada como estaba le
alcé las piernas y la penetré mientras ella seguía viendo el vídeo.
Se corrió varias veces. Sólo hablaba para pedirme que aumentara
el ritmo en los momentos en que la acción la excitaba más.
—¿Te gustó, eh, cochina?
—Sí, cochino.
Si no fuera por el dolor lacerante que a veces le asoma a los
ojos, y las largas horas de llanto y temblores, seríamos felices.
Cuando llega la sombra del dolor a su cara, la abrazo e intento que
se sienta apoyada en su lucha sorda con el fantasma del maldito
caballo. “Esto pasará, y seremos felices”.
Mañana empieza a ir al centro de rehabilitación.
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