Officium Veneris - Telecable

mundo; nos creemos mayores. Nos forjan un esquema de valores,
y ya sabemos a qué atenernos. Esto es bueno; eso debe ser evitado.
Pero la seducción nos asalta en cada esquina, y a veces
pone todo en cuestión. Nos desmoronamos. ¿Hacia dónde mirar
entonces? ¿Quién podrá ayudarnos? Seducción de la duda, del
caos y de la muerte. ¿Hacia dónde mirar en este mundo de signos
confusos? He navegado en ese mar mucho tiempo. Ahora ya no
tengo nada que construir. Si algo ha de ser construido, se construirá
solo. Mis manos no son mías ya. Yo apenas existo. Con los
ojos cerrados, en este aeropuerto antipático, mis sueños se realizan
con sólo plantearse. Esa mujer cuya voz suena a lo lejos está
desnuda para mí; acaricio sus formas, y la desprecio con hastío.
Otro mundo amanecerá en cualquier momento. Sólo tengo que
esperar, y soy feliz esperando.
Subimos al avión. Dos hermosos culos de mujer recorren el
pasillo: un culo grande y un culo pequeño. Hacia detrás y hacia
delante, todo el camino. Corporeidad cierta que estalla en los ojos,
los labios. “Por favor, abróchese el cinturón”.
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