Officium Veneris - Telecable

❧ REFLEXIÓN ANTIFEMINISTA
Machista, en el mejor sentido, el más izquierdista, de este término:
no debería haber discriminación por razón del sexo. Pues bien, la
hay; y una muy gorda. Parece como que en esta sociedad el sexo
perteneciera a las mujeres. Para conseguirlo, los hombres tienen
que pedírselo, y ellas, graciosamente se lo dan si es esa su soberana
voluntad, o más generalmente, se lo venden. Esto podía estar
bien si hubiese reciprocidad, pero el problema es que apenas la
hay. No he oído decir nada sobre esta desigualdad a las tarascas
feministas; sin embargo, ponen el grito en el cielo, y no les vamos
a quitar la razón en ello, cuando algún hombre accede por la fuerza
o el engaño al sexo de una mujer —violación—. No saben estas
señoras que el robo existe en todas las sociedades donde hay acaparación
de bienes necesarios para la existencia. Una violación es
siempre algo execrable, pero ¿existe acaso este crimen en sociedades
mejor organizadas sexualmente? Sencillamente no; el
moetotolo samoano, por ejemplo, no es un violador. Ahí está el
meollo del asunto.
En un descanso entre dos clases hablo con Manolo de lo de
siempre; pareja y sexo, amigos o enemigos. Al final me doy
cuenta de que he expuesto los mismos argumentos que ayer elucubraba
en este diario y en el mismo orden . Era consciente de mi
in tento de hacer de mi vida literatura; ahora veo que también
construyo mi vida con la literatura. Ya empiezo a no saber dónde
acaba una y empieza otra. Empiezo a sentir mis experiencias vividas
como páginas que escribo, y las páginas, como experiencias
que vivo. Es algo extraño que nunca me había ocurrido.
El día transcurre tranquilo en la rutina de las clases sin noticias
de nadie.
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