09.05.2013 Views

Officium Veneris - Telecable

Officium Veneris - Telecable

Officium Veneris - Telecable

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

cia del mar en medio del laberinto de las calles; hoy, durante una<br />

fracción de segundo me devolvió un pasado que no entiendo muy<br />

bien por qué sentí como el paraíso perdido.<br />

Está anocheciendo mientras escribo esto. He comprado un<br />

equipo de música y escucho la Sinfonía Heroica mientras aguardo<br />

la aparición de Venus. El cielo está despejado, salvo unos pocos<br />

cúmulos que reposan indolentes sobre la sierra, nevada en las cimas<br />

más altas.<br />

Me obsesiona el recuerdo del cuerpo de Nelia desnudo sobre<br />

la cama, y no puedo dejar de dar vueltas a nuestra historia. La conocí<br />

hace cosa de un mes en un bar de la zona vieja, y me impresionaron<br />

sus formas perfectas insinuadas bajo el vaquero y la<br />

camisa estampada, el trágico misterio de sus ojos azules. Nos vimos<br />

varias tardes y me contó su historia. Venía del infierno; acababa<br />

de salir del hospital, a donde la había llevado una sobredosis<br />

de cocaína que la había puesto al borde de la muerte, pero parecía<br />

sinceramente dispuesta a cambiar de vida. Hablamos mucho, y me<br />

di cuenta de que aquella mujer me estaba volviendo loco. Su plan<br />

era empezar un tratamiento de metadona, y yo entusiasmado me<br />

ofrecí a ayudarla buscándole un trabajo. A la semana de conocerla,<br />

le confesé mi pasión y vinimos a mi casa. Nuestra primera tarde<br />

de sexo fue sublime; descubrí su cuerpo magnífico que estaba<br />

algo descuidado; le depilé las piernas y la vulva, y nos cansamos<br />

de hacer el amor. Nuestros cuerpos parecían hechos el uno para el<br />

otro, pero aquí terminó la parte feliz de la historia. Poco después,<br />

ella volvió a fumar heroína, su peculiar infierno–paraíso, y empezaron<br />

las mentiras, los chantajes, las lágrimas de cocodrilo. Así<br />

hasta lo de la última noche, un polvo en un ambiente de hostilidad<br />

y antipatía mutuas que me ha hecho recordar una experiencia<br />

vieja. Fue hace diez años. Ana era feminista. En su peculiar versión<br />

del feminismo, un hombre, cualquier hombre, es un delincuente<br />

contra el que todo está justificado. Durante varios meses<br />

48

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!