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Officium Veneris - Telecable

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piernas encogidas, y mis manos podían recorrer libremente toda<br />

su provincia posterior. Yo, sin ninguna prisa, comencé a amasar,<br />

estrujar, separar y contraer sus nalgas, tratando de arrancarles<br />

todas las formas, todos los tactos posibles. Hacía asomar la negra<br />

areola y el esfínter apretado y los acariciaba y besaba con<br />

pasión. En la ranura del culo, su piel era de un oscuro irregular,<br />

más morena aún que en el resto de las nalgas. Cuando un dedo<br />

invadió su recto sólo dijo un “¡Ay, ten cuidado!”, que me pareció<br />

una protesta simbólica. Penetré a la vez el ano y la vagina haciendo<br />

las tijeras, y moví los dedos tanteando su placer. Cuando<br />

extendí el masaje al clítoris, comenzó a jadear, y aumentando el<br />

ritmo, conseguí que orgasmara estrepitosamente. Mis dedos estaban<br />

todavía dentro de ella cuando volvió el rostro congestionado<br />

por el placer y dijo con una voz que trataba de teñir la turbación<br />

de ironía. “¡Bueno, no crees que el culo está ya bastante bien hidratado?”<br />

Luego fuimos a la habitación. Penetrándola desde detrás, intenté<br />

llevarla a un segundo orgasmo, pero parecía imposible. Sólo<br />

quería que yo me corriera, y recuerdo cómo su coñito devoraba<br />

mi pene con fuerza intentando devolverme la sensación que le<br />

había regalado hacía un momento. No quise quitarle la ilusión, y<br />

fingí un orgasmo apoteósico, que hizo que ella también gritara<br />

como una loca. Me imagino que el suyo fue otro hermoso orgasmo<br />

fingido, aunque siempre queda la duda.<br />

A las dos se marchó, y me quedé extasiado viendo vídeos y<br />

revistas hasta las cinco de la mañana. Sweet fucker. I.– Muchacha<br />

rubia preciosa, ojos azules, naricilla respingona, el pelo corto<br />

recogido en una cola de caballo. Sus formas se adivinan opulentas<br />

bajo la falda de colores chillones. Mira sonriente a un muchacho<br />

que le regala una torta de chocolate en forma de corazón.<br />

II.– Mirando a la cámara sigue sonriendo mientras del amplio<br />

escote asoman dos rotundos prodigios decorados por medallas y<br />

pezones rosados; la falda levantada deja ver sus ceñidas bragui­<br />

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