Officium Veneris - Telecable

❧ PAREJAS
Vivas, comatosas o muertas.
Pareja viva.– Hay amor, hay sexo, hay problemas, hay que
buscar soluciones. Una buena opción.
Pareja comatosa.– Hay amor, el sexo agoniza —sórdidos polvos
conyugales—, a veces hay niños, hay angustia. Terapia o ruptura:
si no, pasamos al estadio siguiente.
Pareja muerta.– Hay odio, ya apenas hay sexo. El infierno.
Johann y Julia son una pareja de guiris; altos, rubiotes, él como
cuarenta y pocos años; ella treinta y nosesabe; en seguida nos hicimos
amigos en la piscina; él y yo en inglés, Julia y Sofía en español
—Julia es profesora de español allá—. Él tiene un gesto
adusto de persona seria. Ella siempre intenta ser amable. Vestida
es sólida, una hembra aria apta para la reproducción. En traje de
baño es más sólida todavía. Amplias caderas, pechos grandes,
amplia sonrisa, nariz perfecta, ojos de un azul frío que esconde
algo, gloriosamente rubia. A la legua canta que son una pareja
comatosa; sólo hay que ver las miradas que él no quiere echar a
Sofía cuando ella se levanta para ir a bañarse; los silencios helados
de ella. Han dejado allí a los niños con los abuelos, y han venido
aquí buscando algo que no han encontrado; eso parece. Son
una gente estupenda. Sofía y yo hablamos mucho de ellos; está
claro que están encallados en la rutina.
La idea fue mía, y lo primero fue convencer a Sofía, que no
estaba muy por la labor. Necesité todas mis dotes de persuasión.
De todos los registros del sexo, aquí se trataba del más lúdico y
sencillo; sin contraindicaciones, sin complicaciones. Costó, pero
al final aceptó.
Aquella misma tarde en la cafetería, Johann y yo hablábamos
de sexo —él ponía una cara horrible de falso Don Juan para hablar
de esto, y estaba ya un poco chispote—. Le expuse mi teoría: hace
falta echarle imaginación… “Por ejemplo, no te parece que Sofía
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