Officium Veneris - Telecable

V
Διοσκοραι ´
Aquí entre las rocas descansamos tranquilos
tendidos en la hierba a orillas del arroyo.
Las montañas dibujan sus aristas de nieve
y paredes de esquisto orladas de canchales,
recortando el azul encendido del cielo. 5
Sorpresa de teneros aquí como un milagro;
voces, risas y cuerpos de mujer bajo el sol;
placer de contemplaros y adivinarlo todo.
Se acaban los pitillos, la conversación cae,
y entiendo que llegó el momento anhelado. 10
El pantalón desciende y una brisa fresquísima
acaricia el capullo. Esto es para vosotras,
mis amadas diablesas, y os entrego el presente
que palpita de orgullo. Todo para vosotras.
¡Dios, qué sabiduría de colegialas doctas 15
destripando bichitos! ¡Qué “ingenua” descapullas,
Natalia, como un juego! Me derrito de gusto
viendo como risueña golpeas con el monstruo
a Nina en las mejillas. Competís enconadas
por morder la cabeza que llora, espantadísima 20
de las depredadoras que juegan a comerla;
fauces enfebrecidas devoran la criatura.
Con un pacto innombrable repartís el regalo
como buenas hermanas, y mientras Nina lame
el bálano brillante, Natalia lengüetea 25
los sumisos testículos. Cuando ésta protesta
que su parte es la peor, os turnáis con un guiño
que me pone en el límite del desmoronamiento.
Los dedos engarfiados buscan bajo la ropa
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