Officium Veneris - Telecable

26 de Diciembre
E s
ya de noche. Acabamos de llegar a casa. Después de la odisea
del lunes, decidimos aprovechar las vacaciones para descansar
un poco, y el martes por la mañana cogimos el coche y no
paramos hasta avistar el Mediterráneo. No sé que tiene este mar
nuestro que siempre me pacifica y relaja; hemos pasado unos días
deliciosos, tomando el sol, leyendo, comiendo y haciendo el amor.
He aprovechado para ponerme al día de lecturas, y he dejado descansar
al diario. Sofía ha empezado a estudiar inglés; quiere recuperar
sus estudios, y el próximo curso se matriculará de COU.
Hemos tenido mucho tiempo para hablar. Me contó por ejemplo
las impresiones de su experiencia con Rosa el otro día. Las
relaciones lésbicas no son nuevas para ella, porque tenía una
amiga de pequeña que era una loca de mucho cuidado y cuando
tenían catorce años se empeñó en que estaba enamorada de ella.
Esta chica se llamaba Olga, y llegó a convencer a Sofía de que se
vieran alguna vez a solas, aunque la cosa no pasó de algunos besos
y magreos. Sofía recuerda aquello como una experiencia agradable.
Ella quería mucho a esta chica y le parecía que era atractiva,
con lo que todo resultó una bonita experiencia de placer compartido.
Con Rosa le pasó un poco lo mismo.
—Pero, ¿qué te gustan más los tíos o las tías?
—Es que es muy distinto. Con otra mujer es todo más dulce, y
es una experiencia como más normal, aunque puedes tener unos
orgasmos de campeonato. A mí me recuerda mi primera experiencia
sexual, que fue con Olga, es todo muy suave, como más sencillo.
Con un tío es distinto. Te impresiona más su cuerpo, y te
sientes más metida en un rollo raro; piensas que te puedes quedar
preñada…
—Entonces es más intenso.
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