Officium Veneris - Telecable

25 de Noviembre
❧ DROGADICTOS
S u
psicología se reduce a “todo por la droga”. Seres difíciles,
ausentes, que pueden aparentar ser normales si ello les es útil
para conseguir lo único que importa en su vida. Pero esto único
que importa en su vida es ya muerte, una agónica muerte aplazada.
Así de terrible es.
Este ha sido un día sin noche, sin sueño. Consigo que dos chicas
vengan a mi casa, Sofía —veinte años, dulce cara de cría con
grandes ojos negros tristes, generosas tetas firmes, de mujer joven,
culo perfecto—, e Isabel —treinta años, ojos negros rasgados
y rompedores, delgada—, y hacemos un hermoso trío erótico. Recuerdo
las dos grupas alzadas para mí que masajeaba vulvas y
anos —rosada Sofía, morena Isabel y más peluda—. Isabel pedía
sabias incursiones de los dedos en la vagina y un masaje frenético,
mientras que Sofía sólo disfrutaba con delicadas caricias en el
clítoris; un lío. También recuerdo que mientras enfundaba mi mojarra
desde atrás, more canino, en la vaina amplia de Isabel, Sofía
se me acercó desnuda y extrañamente excitada ofreciéndome su
boca, y respondió con calor a mis besos cuando empecé a explorarle
la retaguardia. En la larga noche, en medio de las dos que
dormían desnudas, todavía buscaba sus culitos extasiado.
Ya de día, me levanto a trabajar mientras ellas aún duermen.
Isabel se tiene que ir, y yo invito a comer a Sofía, que acepta a la
primera. Se sienta en la salita y fuma chinos continuamente. Trato
de hacerla ver la locura del mundo en el que se está metiendo, y
finge interés por mis consejos; me habla de que va a entrar en un
programa de metadona. Es una cría preciosa. Sus ojos tienen un
misterio triste, de dulce indefensión, que los hace irresistibles.
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