Officium Veneris - Telecable

sesivo amor de su vida—. Hemos hablado mucho. Tenía un gran
interés en conocer mis últimas andanzas y se lo he contado todo.
Pasamos revista a los amigos comunes, y me he enterado de que
Joaquín ya está aquí; se cruzó con él casualmente en la calle el
otro día. “¡Que cabrón, y todavía no me ha llamado!”, pensé. Joaquín
es uno de mis mejores amigos, ya desde los años de colegio;
luego nos hemos visto sólo esporádicamente, por vacaciones, porque
él se instaló en París donde hizo una brillante carrera de médico.
Me había dicho que estaba a punto de regresar, pero no sabía
que iba a ser tan pronto; tengo que llamarle. Por su parte, Sebas
sigue igual que siempre; algunos kilos más, algunas canas, pero el
mismo espíritu mordaz, la misma risa histérica que brota a cada
momento. Las dificultades materiales no hacen mella en él. Al
volver a casa por la autopista, pensaba que tanto él como yo hemos
cambiado muy poco desde nuestra época de compañeros en
el colegio; ¿y Joaquín, el inestable Joaquín? ¿Qué habrá hecho la
vida con él en este último año que no le he visto? Al llegar a casa
he dejado un mensaje para él en el contestador de su hermano.
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