Officium Veneris - Telecable

Preparo la comida, y su hambre de semanas hace que lo devore
todo. Agradezco en el alma este definitivo elogio a mi escasa ciencia
de cocinero. Por la tarde me apetece escuchar música, pero ella
quiere ver la televisión; sólo Antena 3; “el equipo A” es su serie
favorita. Ella mira embelesada la televisión y yo la miro embelesado
a ella; le depilo las piernas y le corto las uñas de los pies. Su
gesto triste se anima un poco con estas muestras de cariño. Al
poco rato, me vuelve loco haciendo el amor. El latido de mi vientre
dentro del suyo, ceñido y ardiente, me enloquece. La penetro
salvajemente durante un largo rato, pero la heroína no la deja correrse.
Me dice: “Tengo que venir cuando esté con el mono. Entonces
me corro sólo con que me toques ahí”. El sexo nos une
estrechamente, y le ofrezco ayuda para dejar la heroína; ruego,
argumento, lloro. Ella dice que sí a todo. La llevo en coche a casa,
y me pide dinero prestado para comprar no sé bien qué; al llegar a
su casa me lo va a devolver. Se baja un momento a dejar un recado;
dice que volverá en diez minutos.
Ella eligió este final para nuestra historia. Creo que la buscaré,
que trataré de convencerla de que no se va a librar tan fácilmente
de mí.
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