Officium Veneris - Telecable

y los globos redondos de Nina aparecen 30
con sus negros ojazos, llamados a la escena.
Os arrebato el miembro que suspira de alivio.
Por no quedar atrás, Natalia con un gesto
rápido de los brazos finaliza el despliegue
pectoral insufrible. Sus tetitas de niña 35
reservan la sorpresa de unas grandes areolas
pobladas de folículos, rosadas como un vino
que embriaga con mirarlo y brota en los pezones.
¡Oh heroínas cubiertas de gloriosas medallas,
qué durísima lucha vencisteis para ser 40
así retribuidas? Orgullosas las dos
competís ofreciendo sin pudor los presentes
como frutos maduros para ser devorados;
la polla enamorada dichosa picotea
los granos derramados del agosto sublime. 45
Y levanto mi vista a las cumbres lejanas,
impasibles, que rumian su lentísima ruina.
“Vosotras cabalgasteis también, viejas rijosas;
mirad como yo ahora imito esas proezas;
¿pensabais estar solas bajo el cielo infinito?”. 50
Lentamente oscurece, el frío es más intenso,
las primeras estrellas encienden sus cigarros,
y busco vuestros culos con la extrema avidez
del que nunca gustó bocado tan sabroso.
Natalia tiene el surco profundo con que a veces 55
nos sorprenden las flacas. Su interior es jardín
húmedo y recogido como patio de monjas;
igual de santo es, no conoce maldad
su encantadora boca sombreada y lampiña.
Nina es un tostado rosetón anchuroso 60
profusamente orlado de morenos rizitos,
y escondido entre nalgas blancas como la leche.
Acaricio extasiado las dos bocas furtivas
que regaláis gozosas alzando los cuadriles.
Los coños morenísimos asoman asustados, 65
lonchas de chocolate en las negras marañas.
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