Officium Veneris - Telecable

—Sí.
El resto de la historia se lo contó Juan a Olga unas semanas
después:
—Oye, ¿esta Elena es tonta, o qué? El otro día estábamos juntos
en el desván, y nos desnudamos. Y resulta que en cuanto me
vio la polla empezó a murmurar, me agarró el capullo y se puso a
darle vueltas diciendo que quería desenroscarlo.
—Es que es un poco rara.
—Jolín, y yo venga a decirle que una polla es así, y ella que
no. Tuve que ir por una revista porno, y enseñársela, y seguía diciendo
que los chicos que aparecían en la revista eran todos unos
frescos.
—Jolín.
—Sólo se convenció cuando le enseñé el libro de la vida
sexual, ese que tienen papá y mamá escondido en su dormitorio.
—¿Y entonces qué hizo?
— Se puso a llorar y a repetir: ¡Brujas, brujas!, y me hizo prometerle
que no se lo diría a nadie.
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