Officium Veneris - Telecable

❧ Pars altera: concubitus
¡Cuánta razón tenías! Esto es definitivo.
Este pacto innombrable desafía a los cielos
que tú habitas, mi diosa de pulidos ropajes. 55
Escondes la cabeza y tu grupa se eleva
hacia mí; la gacela mendiga su alimento
que le doy generoso; el capullo te invade
buscando los refugios más hondos de tu entraña.
No conversas ahora con aire suficiente 60
en la barra del bar incitando a la guerra;
ahora estás derrotada, y gimes tu derrota
mientras yo también sufro, resistiendo la muerte
que dulce se aproxima cada vez que te embisto.
Un abrazo sutil enlaza nuestras almas 65
mientras hablan los cerdos y un acre olor a mierda
se esparce por el cuarto. Es el olor a cuadra
para la encarnación de la diosa arrogante.
Tus nalgas me regalan con su verdad más cruda,
sin ningún artificio de los que tanto estilas; 70
no hay braguitas de encaje, ni faldas ajustadas,
ni vaqueros ceñidos; aquí están verdaderas
hozando enloquecidas por devorar mi vientre
con su boca lustrosa, sombreada y velluda.
Apenas puedo creer esta metamorfosis, 75
y he de buscar tu rostro por comprobar de cierto
que sigues siendo tú después del cataclismo;
un beso lo confirma mientras crece salvaje
el ardor en el vientre. Nada queda ya, nada,
que nos separe ahora si así también unidos 80
extáticos bailamos esperando la muerte.
A la diosa y la cerda confundidas abrazo.
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