Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
8 de Diciembre<br />
L unes<br />
sin clases. Día tranquilo en casa intentando reflexionar<br />
sobre la experiencia de ayer. En la cama, recordando los cuatro<br />
agujeros alineados me he tenido que controlar para no masturbarme<br />
como un colegial. Creo que aunque mi destino se tuerza y<br />
llegue a ser enormemente desgraciado, sólo recordar cómo mi<br />
pene jugaba entrando y saliendo al azar de los cuatro agujeros dilatados<br />
por el placer, servirá para devolverme de forma instantánea<br />
al más encumbrado de los paraísos. Ya dije que yo intentaba<br />
que ellas adoptaran todas las posiciones posibles para disfrutar al<br />
límite de sus cuerpos, pero esto no siempre es fácil. Las rendijas<br />
pueden situarse en paralelo hacia arriba —las dos chicas tumbadas<br />
y abiertas de piernas una al lado de la otra— o hacia abajo —arrodilladas<br />
a cuatro patas una al lado de la otra—. También pueden<br />
situarse en serie —alineadas—, en vertical o lateralmente, con<br />
todas las combinaciones posibles por las variaciones en la polaridad<br />
de las rajas. Esto está muy bien en teoría, pero en la práctica,<br />
con la emoción del momento, no es fácil que una penetración profunda<br />
y cómoda sea posible en cualquiera de estas posiciones.<br />
Como siempre, el azar fue en este caso la clave. Cristina abrazaba<br />
por detrás a Rosa de la forma más inocente, y le acariciaba las<br />
hermo sas domingas que colgaban y la vulva. Mientras espiaba la<br />
retaguardia de Cristina, tuve la idea luminosa; les pedí cariñosamente<br />
que cada una levantara su pierna derecha y flexionara la<br />
izquierda. Allí surgió todo. El espectáculo era increíble. Puedo<br />
describir lo que vi, pero será imposible explicar lo que sentí. Sólo<br />
tenían que ponerse en el borde de la cama para que todo fuera posible.<br />
Los dos surcos se prolongaban en una continuidad perfecta.<br />
Detrás el antifonario elegante y sólido de Cristina con su broche<br />
menudo y rosado, y su crica de amplia caseta y orejuelas menu-<br />
93