Las metamorfosis (Versión para imprimir)
Las metamorfosis (Versión para imprimir)
Las metamorfosis (Versión para imprimir)
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>Las</strong> <strong>metamorfosis</strong> (<strong>Versión</strong> <strong>para</strong> <strong>imprimir</strong>) 102<br />
añadís, y no es la paciencia libre <strong>para</strong> nosotras,<br />
pasaremos a los castigos y adonde la ira nos llama iremos».<br />
Ríen las Emátides y desprecian las amenazadoras palabras,<br />
y al intentar a nuestros ojos con gran clamor tender 670<br />
sus contumaces manos, plumas salir por las uñas<br />
contemplaron suyas, cubrirse sus brazos de plumón,<br />
y la una con un rígido pico endurecerse la cara<br />
de la otra ve, y unos pájaros nuevos acceder a las espesuras,<br />
y mientras quieren darse golpes de pecho, por sus movidos brazos suspendidas 675<br />
en el aire quedaron, de los bosques insultos, la picazas.<br />
Ahora también en estos alados su locuacidad primitiva ha permanecido<br />
y su ronca garrulidad y el afán desmedido de hablar.<br />
Libro VI<br />
Aracne<br />
Había prestado a relatos tales la Tritonia oídos,<br />
y las canciones de las Aónides y su justa ira había aprobado.<br />
Entonces, entre sí: «Alabar poco es: seamos alabadas también nos misma<br />
y los númenes nuestros que sean despreciados sin castigo no permitamos».<br />
Y de la meonia Aracne a los hados su ánimo dirige, 5<br />
la cual, que a ella no cedía en sus alabanzas en el arte de hacer la lana,<br />
había oído. No ella por su lugar ni por el origen de su familia<br />
ilustre, sino por su arte fue; el padre suyo, el colofonio Idmón,<br />
con focaico múrice teñía las bebedoras lanas;<br />
había muerto su madre, pero también ella de la plebe, a su marido 10<br />
igual, había sido; aun así ella por las lidias ciudades<br />
se había buscado con su ejercicio un nombre memorable, aunque<br />
surgida de una casa pequeña, y en la pequeña habitaba Hipepa.<br />
De ella la obra admirable <strong>para</strong> contemplar, a menudo<br />
abandonaron las ninfas los viñedos de su Timolo, 15<br />
abandonaron las ninfas Pactólides sus propias aguas.<br />
Y no hechos sólo los vestidos contemplar agradaba;<br />
entonces también, mientras se hacían: tanto decor acompañaba a su arte,<br />
bien si la ruda lana aglomeraba en los primeros círculos<br />
o ya si con los dedos hacía subir la obra y, buscados largo trecho, 20<br />
unos vellones ablandaba que igualaban a las nubes,<br />
o si con ligero pulgar giraba el pulido huso,<br />
o si cosía a aguja; la sabrías por Palas instruida,