Las metamorfosis (Versión para imprimir)
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<strong>Las</strong> <strong>metamorfosis</strong> (<strong>Versión</strong> <strong>para</strong> <strong>imprimir</strong>) 88<br />
el rico en campo Dórilas, que él no había poseído otro 130<br />
más extensión, o los mismos elevaba montones de incienso.<br />
En su ingle, oblicuamente, un dis<strong>para</strong>do hierro se le quedó apostado:<br />
mortífero ese lugar; al cual, después que de su herida el autor,<br />
estertorando su aliento y volviendo sus luces, le vio,<br />
el bactrio Halcioneo: «Eso que oprimes», dice, «ten, 135<br />
de tantos campos, de tierra» y su cuerpo exangüe abandonó.<br />
Blande contra éste su astil, de la caliente herida arrebatada,<br />
vengador, el Abantíada; la cual, en mitad de la nariz recibida<br />
por su nuca atravesó y por ambas partes sobresale;<br />
y mientras a su mano la fortuna favorece, a Clitio y Clanis, 140<br />
en una madre engendrados sola, con una opuesta herida derribó,<br />
pues a través de los dos muslos de Clitio, blandido con su grave<br />
brazo, un fresno hizo pasar; una jabalina Clanis con la boca mordió.<br />
Cayó también Celadón el mendesio, cayó Astreo,<br />
de madre palestina, de dudoso padre creado, 145<br />
y Etíon, sagaz en otro tiempo <strong>para</strong> el porvenir ver,<br />
entonces engañado por un ave falsa, y Toactes, del rey<br />
el armero, e infame por haber asesinado a su genitor Agirtes.<br />
Más, aun así, que lo concluido queda; y puesto que de todos el deseo<br />
el de a uno solo aplastar es, conjuradas de todas partes pugnan 150<br />
tropas por la causa que el mérito y la palabra dada impugna;<br />
por esta parte el suegro, en vano piadoso, y la nueva esposa<br />
con su genetriz apoyan, y con sus alaridos los atrios llenan,<br />
pero el sonido de las armas los supera, y los gemidos de los que están cayendo,<br />
y una vez manchados de ella, con mucha sangre Belona 155<br />
sus penates anega, y renovados combates mezcla.<br />
Rodean a uno solo Fineo y los mil que siguen<br />
a Fineo: los dardos vuelan, que el invernal granizo más numerosos,<br />
cerca de ambos costados y cerca de su luz y sus orejas.<br />
Acopla él sus hombros a las rocas de una gran columna, 160<br />
y seguras las espaldas teniendo y a las adversas tropas vuelto,<br />
resiste a los que le acosan: le acosaba por la parte siniestra<br />
el caonio Molpeo, por la diestra el nabateo Equemon.<br />
Como una tigresa al oír en los extremos de un valle los mugidos<br />
de dos manadas, aguijoneada por el hambre, 165<br />
no sabe a cuál de ambos mejor lanzarse y por lanzarse arde a ambos,<br />
así dudoso Perseo de si a diestra o a izquierda irse,<br />
a Molpeo con una herida atravesando la pierna aparta,