Las metamorfosis (Versión para imprimir)
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<strong>Las</strong> <strong>metamorfosis</strong> (<strong>Versión</strong> <strong>para</strong> <strong>imprimir</strong>) 255<br />
De Héctor en el túmulo de su cana cabeza un pelo,<br />
ofrendas funerarias pobres, un pelo y sus lágrimas dejó.<br />
Hay, donde Troya estuvo, a la de Frigia contraria una tierra,<br />
habitada por los varones bistonios. De Poliméstor allí 430<br />
el real rico estaba, a quien a ti te encomendó <strong>para</strong> que te educara<br />
a escondidas, Polidoro, tu padre y te apartó de las frigias armas,<br />
un plan sabio si, del crimen botín, grandes riquezas<br />
no hubiera añadido, aguijada de un espíritu avaro.<br />
Cuando cayó la fortuna de los frigios coge el impío su espada, 435<br />
el rey de los tracios, y en la garganta la hunde de su ahijado<br />
y como si quitarse junto con el cuerpo sus culpas pudieran,<br />
exánime por una peña lo lanzó, a ellas sometidas, a las ondas.<br />
En el litoral tracio su flota había amarrado el Atrida<br />
mientras el mar pacificado, mientras el viento más amigo le fuese. 440<br />
Aquí súbitamente, cuan grande cuando vivía ser solía,<br />
sale de la tierra anchamente rota, y cual si amenazante<br />
el rostro del tiempo aquel volviera a llevar Aquiles,<br />
en el que fiero al injusto Agamenón buscaba a hierro y:<br />
«¿Olvidados de mí partís», dice, «aquivos, 445<br />
y sepultada ha sido conmigo la gracia de la virtud nuestra?<br />
No lo hagáis, y <strong>para</strong> que mi sepulcro no sea sin su honor,<br />
aplaque a los manes de Aquiles, inmolada, Políxena».<br />
Dijo y obedeciendo sus compañeros a la despiadada sombra,<br />
arrebatada del seno de su madre, a la que ya casi sola calor daba, 450<br />
fuerte e infeliz y más que mujer esa virgen,<br />
es conducida al túmulo y se la hace víctima de una siniestra hoguera.<br />
La cual, acordada ella de sí misma, después que a las crueles aras<br />
acercada fue y sintió que <strong>para</strong> ella unos fieros sacrificios se pre<strong>para</strong>ban,<br />
y cuando a Neoptólemo apostado y el hierro sosteniendo 455<br />
y en su rostro vio que fijaba él sus ojos:<br />
«Utiliza ahora mismo esta generosa sangre», dijo,<br />
«ninguna demora hay: tú en la garganta o en el pecho tu arma<br />
esconde mío», y su garganta a la vez y pecho descubrió.<br />
«Claro es que a nadie servir yo, Políxena, quisiera. 460<br />
No merced a tal sacrificio a divinidad aplacaréis ninguna.<br />
La muerte mía sólo quisiera que a mi madre engañar pudiera:<br />
mi madre me estorba y minora de la muerte mis goces, aunque<br />
no mi muerte <strong>para</strong> ella, sino su vida de gemidos digna es.<br />
Vosotros, sólo, <strong>para</strong> que a los estigios manes no acuda no libre, 465