Las metamorfosis (Versión para imprimir)
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<strong>Las</strong> <strong>metamorfosis</strong> (<strong>Versión</strong> <strong>para</strong> <strong>imprimir</strong>) 104<br />
cual suele el Arco, los soles por la lluvia al ser atravesados,<br />
manchar con su ingente curvatura el largo cielo,<br />
en el cual, diversos aunque brillen mil colores, 65<br />
su tránsito mismo, aun así, a los ojos que lo contemplan engaña:<br />
hasta tal punto los que se tocan lo mismo son, sin embargo los últimos distan.<br />
Por allí también dúctil en los hilos se entremete el oro,<br />
y un viejo argumento a las telas se lleva.<br />
Palas la peña de Marte en el cecropio recinto 70<br />
pinta, y la antigua lid sobre el nombre de esa tierra.<br />
Una docena de celestiales, con Júpiter en medio, en sus sedes altas<br />
con augusta gravedad están sentados; su faz a cada uno<br />
de los dioses lo inscribe: la de Júpiter es una regia imagen;<br />
apostado hace que el dios del piélago esté, y que con su largo 75<br />
tridente hiera unas ásperas rocas y que de la mitad de la herida de la roca<br />
brote un estrecho, prenda con la que pueda reclamar la ciudad;<br />
mas a sí misma se da el escudo, se da de aguda cúspide el astil,<br />
se da la gálea <strong>para</strong> su cabeza, se defiende con la égida el pecho,<br />
y, golpeada de su cúspide, simula que la tierra 80<br />
produce, con sus bayas, la cría de la caneciente oliva,<br />
y que lo admiran los dioses; de su obra la Victoria es el fin.<br />
Aun así, <strong>para</strong> que con ejemplos entienda la émula de su gloria<br />
qué premio ha de esperar por una osadía tan de una furia,<br />
por sus cuatro partes certámenes cuatro añade, 85<br />
claros por el color suyo, por sus breves figurillas distinguidas.<br />
A la tracia Ródope contiene el ángulo uno, y a su Hemo,<br />
ahora helados montes, mortales cuerpos un día,<br />
que los nombres de los supremos dioses a sí mismos se atribuyeron.<br />
La otra parte tiene el hado lamentable de la pigmea 90<br />
madre; a ella Juno, vencida en certamen, le mandó<br />
ser grulla y a los pueblos suyos declarar la guerra.<br />
Pintó también a Antígona, la que osó contender un día<br />
con la consorte del gran Júpiter, a la cual la regia Juno<br />
en ave convirtió, y no le fue de provecho Ilión a ella, 95<br />
o Laomedonte su padre, <strong>para</strong> que, cándida con sus adoptadas alas,<br />
no a sí misma se aplauda ella, con su crepitante pico, la cigüeña.<br />
El que queda único, a Cíniras tiene ese ángulo, huérfano,<br />
y él, los peldaños del templo -de las nacidas suyas los miembros-<br />
abrazando y en esta roca yacente, llorar parece. 100<br />
Rodea las extremas orillas con olivos de la paz