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Las metamorfosis (Versión para imprimir)

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<strong>Las</strong> <strong>metamorfosis</strong> (<strong>Versión</strong> <strong>para</strong> <strong>imprimir</strong>) 244<br />

Libro XIII<br />

<strong>Las</strong> armas de Aquiles<br />

Se sentaron los generales, y con el vulgo de pie, en corro,<br />

se levanta hacia éstos el dueño del escudo séptuple, Áyax,<br />

y cual estaba, incapaz de soportar su ira, del Sigeo a los litorales<br />

con torvo rostro se volvió <strong>para</strong> mirar, y a la flota en ese litoral,<br />

y extendiendo las manos: «Tratamos, por Júpiter», dice, 5<br />

«ante nuestros barcos esta causa, y conmigo se com<strong>para</strong> Ulises.<br />

Mas no dudó en ceder de Héctor a las llamas,<br />

las cuales yo sostuve, las cuales de esta armada ahuyenté.<br />

Más seguro es, así pues, con fingidas palabras contender<br />

que luchar con la mano, pero ni <strong>para</strong> mí el hablar es fácil, 10<br />

ni actuar es <strong>para</strong> éste, y cuanto yo en el Marte feroz<br />

y en la formación valgo, tanto vale este hablando.<br />

Y tampoco que de recordar se hayan a vosotros mis hechos, Pelasgos,<br />

opino: pues los visteis. Los suyos narre Ulises,<br />

esos que sin testigo hace, de los que la noche cómplice sola es. 15<br />

Que unas recompensas grandes se piden confieso, pero les quita honor<br />

el rival. Para Áyax no es un orgullo poseer,<br />

aunque sea ello ingente, algo que ha esperado Ulises.<br />

Éste ha conseguido su recompensa ya ahora, de la pretensión esta,<br />

porque, cuando vencido haya sido, conmigo que ha contendido se dirá. 20<br />

«Y yo, si la virtud en mí dudosa fuera,<br />

por mi nobleza poderosa sería, de Telamón nacido,<br />

el que las murallas troyanas bajo el fuerte Hércules cautivó<br />

y en los litorales colcos entró con una pagasea quilla.<br />

Éaco su padre es, quien las leyes a los silentes allí 25<br />

otorga, donde al Eólida una piedra grave, a Sísifo, empuja.<br />

A Eáco lo reconoce el supremo Júpiter, y vástago<br />

confiesa que es suyo. Así, desde Júpiter el tercero: Áyax.<br />

Y aun así este orden a mi causa no aproveche, Aquivos,<br />

si <strong>para</strong> mí con el gran Aquiles no es común: 30<br />

hermano era, lo fraterno pido. ¿Por qué, de la sangre engendrado<br />

de Sísifo, y en hurtos y fraude el más semejante a él,<br />

injertas ajenos nombres en el linaje Eácida?<br />

«¿Acaso porque a las armas el primero y sin que nadie lo indicara vine,<br />

estas armas negadas me han de ser, y más poderoso parecerá aquél 35<br />

que las últimas las tomó, y rehusó fingiendo<br />

locura la milicia, hasta que más astuto que él,

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