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Las metamorfosis (Versión para imprimir)

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<strong>Las</strong> <strong>metamorfosis</strong> (<strong>Versión</strong> <strong>para</strong> <strong>imprimir</strong>) 284<br />

Persiste, y tienen sus dioses ambas partes y -lo que de los dioses está<br />

en traza- tienen arrestos; y ya no unos dotales reinos,<br />

ni el cetro de su suegro, ni a ti, Lavinia virgen,<br />

sino vencer buscan, y por pudor de deponerlas, 570<br />

guerras hacen y finalmente Venus vencedoras las armas<br />

de su hijo ve y Turno cae. Cae Árdea, en vida<br />

de Turno llamada poderosa. Al cual, después que una espada bárbara<br />

lo arrebató y quedaron a la vista sus techos, caliente, bajo la brasa,<br />

de en medio de la montonera, entonces por primera vez conocido, un alado 575<br />

alza el vuelo, y las cenizas azota al batir sus alas.<br />

Su sonido y su flacura y su palidez y todo: los que honran<br />

a su ciudad tomada, el nombre también permaneció en ella<br />

de esa ciudad, y ella misma se plañe, la árdea, el alcaraván, con sus propias alas.<br />

Apoteosis de Eneas<br />

Y ya a los dioses todos y a la misma Juno la virtud 580<br />

de Eneas a limitar sus viejas iras había obligado,<br />

cuando, bien fundadas las riquezas del creciente Julo,<br />

tempestivo estaba <strong>para</strong> el cielo el héroe Citereio.<br />

Rondaba Venus a los altísimos, y alrededor del cuello<br />

de su padre derramada: «Nunca <strong>para</strong> mí», había dicho, «en ningún 585<br />

tiempo duro, padre, ahora que seas el más tierno deseo,<br />

y que al Eneas mío, quien a ti de la sangre nuestra<br />

te ha hecho abuelo, aunque pequeño, que le des, oh óptimo, un numen,<br />

con tal de que le des alguno. Bastante es el inamable reino<br />

con haber visto una vez, una vez haber ido por los caudales estigios». 590<br />

Asintieron los dioses, y la esposa regia su semblante<br />

inmutado no mantuvo y con calmado rostro consiente.<br />

Entonces el padre: «Sois», dice, «de ese celeste regalo dignos<br />

la que lo pides y por quien lo pides: toma, hija, lo que deseas».<br />

Hablado había. Se goza y las gracias da ella a su padre 595<br />

y a través de las leves auras, de sus uncidas palomas portada,<br />

al litoral acude laurente, donde cubierto de caña serpea<br />

hasta los estrechos, de sus caudales ondas vecinos, el Numicio.<br />

A él ordena que a Eneas de todo lo sujeto a la muerte<br />

purifique y lo lleve hacia las superficies por su tácito curso. 600<br />

El cornado secunda los encargos de Venus y con las suyas,<br />

cuanto en Eneas había sido mortal, purga<br />

y lo dispersó en las aguas. La parte mejor restó en él.<br />

Lustrado, su madre con un divino aroma ungió

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