18.06.2013 Views

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Da</strong>n Brown <strong>El</strong> <strong>código</strong> <strong>Da</strong> <strong>Vinci</strong><br />

Asustada, se giró en redondo y la llave se le cayó al suelo con un golpe<br />

seco. Miró hacia abajo, demasiado asustada para enfrentarse a la mirada de<br />

su abuelo.<br />

—Estaba... estaba busc<strong>and</strong>o mi regalo de cumpleaños —dijo lade<strong>and</strong>o<br />

la cabeza, consciente de haber traicionado su confianza.<br />

Durante lo que le pareció una eternidad, él se quedó en silencio en el<br />

umbral, sin moverse. Al final, expulsó muy despacio el aire de un suspiro.<br />

—Recoge la llave.<br />

<strong>El</strong>la le obedeció.<br />

Su abuelo entró en el dormitorio.<br />

—Sophie, tienes que aprender a respetar la intimidad de los demás. —<br />

Con ternura, se arrodilló a su lado y le quitó la llave—. Esta llave es muy<br />

especial. Si la hubieras perdido...<br />

La voz pausada de su abuelo aún le hacía sentirse peor.<br />

—Lo siento, gr<strong>and</strong>-père, de verdad. Creía que era un collar para mi<br />

cumpleaños.<br />

Él la miró fijamente durante unos segundos.<br />

—Te lo repetiré una vez más, Sophie, porque es importante. Debes<br />

aprender a respetar la intimidad de los demás.<br />

—Sí, gr<strong>and</strong>-père.<br />

—Ya hablaremos de todo esto en otro momento. Ahora, hay que ir a<br />

cortar las malas hierbas del jardín.<br />

Sophie se apresuró a hacer sus tareas.<br />

A la mañana siguiente, no recibió ningún regalo de cumpleaños de su<br />

abuelo. Después de lo que había hecho, no lo esperaba, pero él ni siquiera la<br />

felicitó en todo el día. Triste, cu<strong>and</strong>o se hizo de noche se fue a dormir. Pero<br />

cu<strong>and</strong>o se estaba metiendo en la cama, descubrió que sobre la almohada<br />

había una tarjeta en la que había dibujado un sencillo acertijo. Aun antes de<br />

resolverlo, Sophie ya había vuelto a sonreír. «¡Ya sé qué es!» Su abuelo ya le<br />

había hecho lo mismo el día de Navidad.<br />

«¡La busca del tesoro!»<br />

Decidida, se aplicó con el acertijo hasta que lo resolvió. La solución le<br />

llevó a otra parte de la casa, donde encontró otra tarjeta con otro acertijo.<br />

También lo resolvió y salió corriendo en busca de la siguiente tarjeta. Así<br />

siguió, recorriendo como una loca toda la casa, de pista en pista, hasta que<br />

por fin encontró la que la llevó de vuelta a su dormitorio. Sophie subió la<br />

escalera como una flecha, se metió en su cuarto y se detuvo. En medio había<br />

una bicicleta roja y reluciente con un lazo atado al manillar. Sophie dio un<br />

gritito de alegría.<br />

—Ya sé que habías pedido una muñeca —le dijo su abuelo, sonriéndole<br />

desde un rincón—. Pero me pareció que esto te gustaría más.<br />

Al día siguiente, su abuelo le enseñó a montar, sin apartarse de su lado<br />

en el camino que había frente a la casa. En un momento, se metió sin querer<br />

en el césped y perdió el equilibrio. Los dos cayeron sobre la hierba, rod<strong>and</strong>o<br />

y riendo.<br />

—Gr<strong>and</strong>-père —le dijo, abrazándolo—. Siento mucho lo de la llave.<br />

100

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!