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El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

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<strong>Da</strong>n Brown <strong>El</strong> <strong>código</strong> <strong>Da</strong> <strong>Vinci</strong><br />

42<br />

<strong>El</strong> Banco de Depósitos de Zúrich era una de esas instituciones<br />

bancarias abiertas las veinticuatro horas del día, y que ofrecían una<br />

moderna gama de servicios anónimos en la tradición suiza de las cuentas<br />

numeradas. Con sucursales en Zúrich, Kuala Lumpur, Nueva York y París,<br />

el banco había ampliado sus servicios hacía poco para ofrecer el acceso<br />

anónimo informatizado a depósitos encriptados y a copias de seguridad<br />

digitalizadas.<br />

Pero el servicio que más clientes solicitaban seguía siendo el más<br />

antiguo y el más simple: las cajas fuertes de seguridad. Quien deseaba poner<br />

a buen recaudo cualquier cosa, desde acciones de bolsa hasta pinturas<br />

valiosas, podía depositar sus pertenencias de manera anónima,<br />

asegurándolas mediante una sofisticada serie de filtros de alta tecnología, y<br />

retirarlas en cualquier momento, manteniendo asimismo un total<br />

anonimato.<br />

Sophie frenó. Habían llegado al final del trayecto. Langdon se quedó<br />

mir<strong>and</strong>o aquella anodina muestra de arquitectura y le pareció que el Banco<br />

de Depósitos de Zúrich era una empresa con poco sentido del humor. <strong>El</strong><br />

edificio era un rectángulo sin ventanas que parecía hecho totalmente de<br />

acero. Como un enorme ladrillo metálico, la fachada estaba rematada por<br />

una brillante cruz griega de neón de cinco metros de altura.<br />

La fama de discreción de la banca suiza se había convertido en una de<br />

sus exportaciones más lucrativas. Instalaciones como aquélla generaban<br />

controversia entre la comunidad artística, pues proporcionaban un<br />

escondrijo seguro para los ladrones de obras de arte, que podían ocultarlas<br />

durante años si hacía falta, hasta que las cosas se calmaran. Como las cajas<br />

de seguridad no eran susceptibles de inspección policial por estar protegidas<br />

por leyes de privacidad, y como estaban vinculadas a cuentas numéricas, y<br />

no nominativas, los ladrones podían estar seguros de que sus objetos de<br />

valor estaban a salvo y no se les podía inculpar de su robo.<br />

Pararon frente a una imponente reja que impedía el acceso al banco;<br />

una rampa de cemento que se metía debajo del edificio. Una cámara de vídeo<br />

les enfocaba directamente, y Langdon tuvo la sensación de que, a diferencia<br />

de las del Louvre, ésta sí era de verdad.<br />

Sophie bajó la ventanilla e inspeccionó la especie de cajero automático<br />

que había de su lado. Una pantalla de cristal líquido daba instrucciones en<br />

siete idiomas.<br />

INSERTE LLAVE<br />

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