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El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

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<strong>Da</strong>n Brown <strong>El</strong> <strong>código</strong> <strong>Da</strong> <strong>Vinci</strong><br />

Sophie ya se lo había temido. Hizo un último intento.<br />

—Mi abuelo me dijo que tenía que decirme la verdad sobre mi familia.<br />

¿Le dice algo eso?<br />

—Señorita, su familia murió en un accidente de coche cu<strong>and</strong>o usted era<br />

pequeña. Me consta que su abuelo la quería mucho. Me comentó en varias<br />

ocasiones lo mucho que le dolía que se hubiera roto el contacto entre<br />

ustedes.<br />

Sophie se quedó sin saber qué responder.<br />

—¿Tiene el contenido de esta cuenta algo que ver con el Sangreal? —<br />

preguntó Langdon.<br />

Vernet le dedicó una mirada rara.<br />

—No tengo ni idea de lo que es eso.<br />

En ese preciso instante, el teléfono móvil del director del banco empezó<br />

a sonar, y su expresión pasó de la sorpresa a la preocupación creciente.<br />

—La pólice? Si rapidement? —exclamó.<br />

Dio algunas indicaciones rápidas en francés y dijo que en un minuto<br />

estaría en el vestíbulo.<br />

Colgó y se giró para mirar a Sophie.<br />

—La policía ha respondido con mucha mayor rapidez que la<br />

acostumbrada. Están lleg<strong>and</strong>o en este momento.<br />

Sophie no tenía ninguna intención de irse con las manos vacías.<br />

—Dígales que hemos estado aquí pero que nos hemos ido. Y si quieren<br />

registrar el banco, exíjales una orden de registro. Eso les llevará tiempo.<br />

—Óigame —dijo Vernet—, Jacques era amigo mío y a mi banco no le<br />

hace falta este tipo de publicidad. Por esos dos motivos no pienso permitir<br />

que la detención tenga lugar en estas instalaciones. Denme un minuto y veré<br />

qué puedo hacer para ayudarles a salir del banco. Más no puedo implicarme.<br />

Se levantó y se apresuró a salir.<br />

—Veré lo que puedo hacer. Ahora vuelvo.<br />

—Pero ¿y la caja fuerte? —imploró Sophie—. No podemos irnos así.<br />

—Yo no puedo hacer nada —replicó Vernet—. Lo siento.<br />

Sophie lo miró un instante, y le asaltó la duda de si aquel número no<br />

estaría tal vez en las innumerables cartas y paquetes que su abuelo le había<br />

ido envi<strong>and</strong>o a lo largo de aquellos diez años y que ella nunca había abierto.<br />

Langdon se levantó de pronto, y Sophie detectó un brillo de satisfacción<br />

en su mirada.<br />

—Robert. Estás sonriendo.<br />

—Tu abuelo era un genio.<br />

—¿Cómo dices?<br />

—¿Diez dígitos?<br />

Sophie no entendía qué pretendía.<br />

—<strong>El</strong> número de cuenta —dijo con una sonrisa de oreja a oreja—. Estoy<br />

casi seguro que al final sí nos lo anotó.<br />

—¿Dónde?<br />

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