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El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

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<strong>Da</strong>n Brown <strong>El</strong> <strong>código</strong> <strong>Da</strong> <strong>Vinci</strong><br />

—Pues esta ha sido su noche de suerte.<br />

Collet suspiró.<br />

—Está bien, será mejor que le reenvíe esta información al capitán<br />

Fache.<br />

Cu<strong>and</strong>o el agente ya estaba saliendo de la sala, otro irrumpió en ella.<br />

—¡Teniente! Hemos encontrado algo en el cobertizo. —Por la expresión<br />

de su rostro, sólo podía ser una cosa.<br />

—Un cadáver.<br />

—No, señor. Algo más... inesperado —añadió tras un instante de duda.<br />

Se frotó los ojos y acompañó al policía. Entraron en aquel espacio<br />

cargado y oscuro, y el agente se fue hasta el centro, donde había una<br />

escalera de mano que llegaba hasta el techo y se apoyaba en una especie de<br />

altillo que quedaba bastante por encima de ellos.<br />

—Esta escalera no estaba aquí hace un rato —dijo Collet.<br />

—No, señor, la he puesto yo. Estábamos busc<strong>and</strong>o huellas junto Rolls-<br />

Royce cu<strong>and</strong>o me he fijado en la escalera, que estaba en el suelo. No me<br />

habría llamado la atención si los peldaños no hubieran estado tan gastados<br />

y llenos de barro. Se nota que se usa con frecuencia. La altura coincidía con<br />

la del altillo, así que la he apoyado ahí y he subido a echar un vistazo.<br />

Collet recorrió con la mirada la línea vertical de la escalera que<br />

reposaba en el altillo. «¿Y alguien sube hasta ahí regularmente?» Desde<br />

abajo, aquella estructura parecía desierta, aunque en gran parte quedaba<br />

fuera de su punto de visión.<br />

Otro agente de la Policía Científica se asomó y miró hacia abajo.<br />

—Suba a ver esto, teniente —le dijo, haciéndole señas con una mano<br />

protegida con un guante de látex.<br />

Collet asintió, cansado, y se acercó a la base de la vieja escalera. Tanteó<br />

los peldaños más bajos para comprobar su resistencia. Era un modelo<br />

antiguo de esos que se hacen más estrechos por la parte superior. Cu<strong>and</strong>o<br />

ya estaba arriba, por poco resbala con un peldaño muy desgastado. Vio<br />

moverse el suelo y, más atento, terminó de subir el tramo que le faltaba. <strong>El</strong><br />

agente estaba esperándolo y le ofreció la mano. Collet se la aceptó y con su<br />

ayuda llegó al altillo.<br />

—Es por aquí —le dijo señalándole el fondo de aquel espacio<br />

inmaculado—. Sólo hay unas huellas. En breve sabremos a quién<br />

corresponden.<br />

<strong>El</strong> teniente entornó los ojos, porque en aquella zona había muy poca<br />

luz. «Pero ¿qué es esto?» Ahí, en un rincón, había un equipo informático<br />

sofisticadísimo: dos torres CPU, un monitor de pantalla plana con altavoces,<br />

varios discos duros y una consola de audio multicanal que parecía disponer<br />

de su propio suministro de energía filtrada.<br />

«¿Por qué habría de venirse alguien a trabajar a un lugar tan apartado?»<br />

Se acercó al equipo.<br />

—¿Han examinado el sistema?<br />

—Se trata de un centro de escucha.<br />

Collet dio un respingo.<br />

—¿De espionaje?<br />

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