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El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

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<strong>Da</strong>n Brown <strong>El</strong> <strong>código</strong> <strong>Da</strong> <strong>Vinci</strong><br />

Los ojos de Teabing brillaban amenazadores desde el otro extremo del<br />

hangar.<br />

—Recibirá usted noticias de mis abogados. Y, para próximos casos, ya<br />

sabe que no hay que fiarse de la policía francesa.<br />

Acto seguido, el mayordomo le abrió la puerta trasera de la larga<br />

limusina y le ayudó a subirse a ella. Luego se fue hasta la parte delantera, se<br />

puso al volante y giró la llave del contacto. Los policías se apartaron para<br />

dejarlos salir del hangar.<br />

—Muy bien hecho, mi buen amigo —dijo Teabing desde el asiento de<br />

atrás cu<strong>and</strong>o la limusina salía del aeropuerto a todo gas. Echó un vistazo a<br />

los espacios en penumbra que había frente a él. ¿Vais todos cómodos?<br />

Langdon asintió con un discreto movimiento de cabeza. Sophie todavía<br />

iba agachada junto al albino, que seguía atado y amordazado.<br />

Hacía escasos momentos, cu<strong>and</strong>o el Hawker estaba entr<strong>and</strong>o en el<br />

hangar desierto, Rémy había abierto la puerta del avión antes de que éste se<br />

detuviera. La policía estaba cada vez más cerca, y Langdon y Sophie habían<br />

arrastrado al monje por la escalerilla hasta el suelo, y lo habían ocultado en<br />

la zona central de la limusina En ese momento el Hawker completó el giro<br />

con gran estruendo de motores, y los vehículos policiales irrumpieron en el<br />

hangar.<br />

Ahora el Jaguar se acercaba a Kent a toda velocidad y ellos se<br />

trasladaron a la parte trasera, dej<strong>and</strong>o al monje atado en el suelo. Se<br />

sentaron en un asiento espacioso que quedaba frente al de Teabing. <strong>El</strong><br />

caballero inglés les sonrió y abrió el mueble bar.<br />

—¿Os apetece beber o picar algo? ¿Unas patatas? ¿Frutos secos? ¿Una<br />

tónica?<br />

Sophie y Langdon negaron con la cabeza al unísono.<br />

Teabing cerró el mueble bar sin dejar de sonreír.<br />

—Bueno, como íbamos diciendo, la tumba del caballero...<br />

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