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El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

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<strong>Da</strong>n Brown <strong>El</strong> <strong>código</strong> <strong>Da</strong> <strong>Vinci</strong><br />

91<br />

Silas se sentó en el asiento del copiloto de la limusina, que estaba<br />

aparcada cerca de la iglesia del Temple. Sostenía con fuerza la clave<br />

mientras Rémy terminaba de atar a Teabing con una cuerda que había<br />

encontrado en el maletero.<br />

Finalmente, el mayordomo se bajó por una de las puertas de atrás y se<br />

puso al volante.<br />

—¿Está bien atado? —preguntó Silas.<br />

Rémy soltó una risita. Se sacudió un poco las gotas de lluvia y miró por<br />

el retrovisor al otro lado del panel divisorio. Teabing estaba tendido en el<br />

asiento de atrás, aunque en la penumbra del Jaguar apenas se intuía.<br />

—Este no se va a ninguna parte.<br />

Silas oyó los gritos ahogados de sir Leigh y se dio cuenta de que Rémy<br />

había usado trozos viejos de la cinta adhesiva para amordazarlo.<br />

—Ferme ta gueule —Le gritó el mayordomo por encima del hombro.<br />

Buscó entre los muchos botones del sofisticado salpicadero y apretó<br />

uno. Entre ellos se alzó una división opaca que dejó aislada la parte trasera.<br />

Teabing desapareció de su vista y dejaron de oír su voz.<br />

Rémy miró al monje.<br />

—Ya llevo demasiado tiempo aguant<strong>and</strong>o a este desgraciado.<br />

340<br />

* * *<br />

Al cabo de unos minutos, cu<strong>and</strong>o la limusina ya avanzaba por las calles<br />

de Londres, sonó el teléfono de Silas. «¡<strong>El</strong> Maestro!» Descolgó emocionado.<br />

—¿Sí?<br />

—Silas —dijo su interlocutor con inequívoco acento francés—. Me alegro<br />

de oírte. Eso quiere decir que estás a salvo.<br />

Silas también se alegraba de oír a <strong>El</strong> Maestro. Habían transcurrido ya<br />

muchas horas, y la operación había pasado por momentos muy<br />

comprometidos. Ahora, al menos, parecía que todo estaba volviendo a su<br />

cauce.<br />

—Tengo la clave.<br />

—Una noticia excelente —le respondió <strong>El</strong> Maestro—. ¿Está Rémy<br />

contigo?<br />

A Silas le sorprendió oírlo pronunciar aquel nombre.<br />

—Sí, Rémy es quien me ha liberado.

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