18.06.2013 Views

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Da</strong>n Brown <strong>El</strong> <strong>código</strong> <strong>Da</strong> <strong>Vinci</strong><br />

«Soy un espectro... pálido como un fantasma... camin<strong>and</strong>o en este<br />

mundo a solas.»<br />

Una noche, el fantasma se despertó al oír los gritos de otros presos. No<br />

sabía qué fuerza era la que hacía temblar el suelo sobre el que dormía, ni<br />

qué poderosa mano sacudía las paredes de su celda, pero nada más<br />

levantarse de la cama, una piedra enorme cayó justo donde él había estado<br />

acostado. Al levantar la vista para ver de dónde se había desprendido, vio un<br />

hueco en la pared temblorosa y, a través de él, una visión que no había visto<br />

en años: la luna.<br />

Aunque la tierra seguía tembl<strong>and</strong>o, el fantasma se sorprendió a sí<br />

mismo rept<strong>and</strong>o por aquel estrecho túnel, asomándose al aire libre y<br />

rod<strong>and</strong>o por la ladera hasta llegar a un bosque. Corrió toda la noche,<br />

siempre montaña abajo, hambriento y exhausto hasta el delirio.<br />

Al borde de la inconsciencia, al amanecer se encontró en un claro donde<br />

unas vías de tren se adentraban en el bosque. Las siguió, avanz<strong>and</strong>o como<br />

en sueños. Vio un vagón de carga vacío y se montó en él en busca de refugio<br />

y de descanso. Cu<strong>and</strong>o se despertó, el tren se movía. «¿Cuánto tiempo lleva<br />

en marcha? ¿Cuánta distancia ha recorrido?» En sus entrañas sentía un<br />

gran dolor. «¿Me estoy muriendo?» Volvió a quedarse dormido. En esa<br />

ocasión se despertó porque alguien le gritaba y le pegaba, y al final lo echó a<br />

patadas del vagón. Ensangrentado, vagó por las afueras de un pueblo,<br />

busc<strong>and</strong>o infructuosamente algo que comer. Al final, estaba tan débil que ya<br />

no podía dar un paso más, y se desplomó junto a la carretera, inconsciente.<br />

La luz volvió despacio, y el fantasma se preguntó durante cuánto tiempo<br />

había estado muerto. «¿Un día? ¿Tres?» No importaba. La cama era mullida<br />

como una nube, y el aire que lo envolvía tenía el olor dulce de velas<br />

encendidas. Jesús estaba ahí, baj<strong>and</strong>o la vista para mirarlo. «Aquí estoy —le<br />

dijo—. La piedra se ha apartado y tú has vuelto a nacer.»<br />

Volvió a dormirse y volvió a despertar. La niebla envolvía sus<br />

pensamientos. Nunca había creído en el cielo, y sin embargo Jesús velaba<br />

por él. Junto a su cama apareció algo de comer, y el fantasma comió, casi<br />

sintiendo que la carne se le materializaba alrededor de los huesos. Volvió a<br />

quedarse dormido. Al despertarse, Jesús seguía sonriéndole y habl<strong>and</strong>o con<br />

él. «Estás salvado, hijo mío. Bienaventurados los que siguen mi camino.»<br />

Se quedó dormido una vez más.<br />

Lo que sacó esa vez al fantasma de su letargo fue un grito de pánico. Su<br />

cuerpo se levantó de la cama y avanzó tambaleándose por un pasillo,<br />

siguiendo la dirección de aquellos alaridos. Entró en una cocina y vio a un<br />

hombre corpulento que estaba peg<strong>and</strong>o a otro más pequeño. Sin saber<br />

porqué, agarró al primero y lo estampó contra la pared. Aquel hombre<br />

desapareció al momento, y el fantasma quedó de pie junto al cuerpo de un<br />

joven vestido con hábito de cura. Tenía la nariz rota y ensangrentada. Lo<br />

cogió con cuidado y lo sentó en un sofá.<br />

—Gracias, amigo —dijo aquel hombre en un francés peculiar—. <strong>El</strong><br />

dinero del cepillo de las limosnas es tentador para los ladrones. En tus<br />

sueños hablabas en francés. ¿Hablas también español?<br />

<strong>El</strong> fantasma negó con la cabeza.<br />

—¿Cómo te llamas? —le preguntó el cura en su precario francés.<br />

54

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!