18.06.2013 Views

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Da</strong>n Brown <strong>El</strong> <strong>código</strong> <strong>Da</strong> <strong>Vinci</strong><br />

24<br />

Silas recorrió el obelisco de Saint-Sulpice con la vista, admir<strong>and</strong>o la<br />

longitud de aquel enorme bloque de mármol. Todo su cuerpo vibraba de<br />

emoción. Echó otro vistazo a su alrededor para asegurarse de que estaba<br />

solo y se arrodilló junto a la base, no por devoción, sino por necesidad.<br />

«La clave está oculta debajo de la Línea Rosa.»<br />

«En la base del obelisco de Saint-Sulpice.»<br />

Todos los hermanos habían coincidido.<br />

De rodillas, Silas pasó las manos por el suelo de piedra. No veía<br />

ninguna ranura, ningún desnivel que indicara que había alguna baldosa<br />

suelta, por lo que empezó a dar unos golpecitos suaves con los nudillos,<br />

siguiendo la línea de bronce en dirección al obelisco. Tanteó todas las<br />

baldosas adyacentes hasta que al final, una de ellas resonó de un modo<br />

peculiar.<br />

«¡Aquí debajo está hueco!»<br />

Silas sonrió. Sus víctimas le habían dicho la verdad.<br />

Se puso de pie y buscó en la iglesia algo con lo que romper aquella<br />

baldosa.<br />

Observ<strong>and</strong>o a Silas desde el balcón sor S<strong>and</strong>rine ahogó un grito. Sus<br />

temores más aciagos acababan de confirmarse. Aquel visitante no era quien<br />

decía ser. <strong>El</strong> misterioso monje del Opus Dei había venido a Saint-Sulpice con<br />

otro propósito.<br />

Un propósito oculto.<br />

«Pues no eres el único que tiene secretos», pensó.<br />

Sor S<strong>and</strong>rine Bieil era algo más que la cuidadora de aquel lugar. Era su<br />

centinela. Y esa noche, los viejos engranajes se habían puesto en marcha. La<br />

llegada de aquel desconocido hasta la base del obelisco era una señal que le<br />

enviaba la herm<strong>and</strong>ad.<br />

«Una silenciosa señal de alarma.»<br />

104

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!