18.06.2013 Views

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Da</strong>n Brown <strong>El</strong> <strong>código</strong> <strong>Da</strong> <strong>Vinci</strong><br />

59<br />

Al recepcionista de la sede del Opus Dei en Lexington Avenue, Nueva<br />

York, le sorprendió oír la voz del obispo Aringarosa al otro lado de la línea<br />

telefónica.<br />

—Buenas noches, señor.<br />

—¿Me han dejado algún mensaje? —preguntó con un nerviosismo poco<br />

habitual en él.<br />

—Sí, señor, me alegro de que haya llamado. En sus habitaciones no me<br />

contestaba nadie. Ha recibido una llamada urgente hará cosa de media hora.<br />

—¿Sí? —La noticia pareció tranquilizarlo—. ¿Ha dejado su nombre esa<br />

persona?<br />

—No, señor, sólo un número.<br />

Se lo dictó.<br />

—¿Prefijo treinta y tres? Eso es de Francia, ¿verdad?<br />

—Sí, señor, de París. La persona que ha llamado me ha dicho que era<br />

importantísimo que se pusiera en contacto con él lo antes posible.<br />

—Gracias. Estaba esper<strong>and</strong>o esta llamada —dijo Aringarosa antes de<br />

colgar.<br />

Con el auricular aún en el oído, al recepcionista le extrañó que la<br />

conexión con el obispo sonara tan lejana y con tantas interferencias. Según<br />

su programa diario, se suponía que ese fin de semana estaba en Nueva York,<br />

pero parecía estar en la otra punta del mundo. Se encogió de hombros. <strong>El</strong><br />

obispo ya llevaba varios meses actu<strong>and</strong>o de forma extraña.<br />

227<br />

* * *<br />

«Seguro que el teléfono móvil no tenía cobertura», pensó Aringarosa<br />

mientras el Fíat se acercaba a la salida del aeropuerto romano de Ciampino.<br />

«<strong>El</strong> Maestro ha intentado ponerse en contacto conmigo.» A pesar de la<br />

preocupación que sentía por no haber recibido la llamada, le animaba<br />

pensar que <strong>El</strong> Maestro se hubiera sentido lo bastante confiado como para<br />

telefonearle directamente a la sede del Opus Dei.<br />

«Las cosas habrán ido bien esta noche en París.»<br />

Empezó a marcar los números y sintió cierta emoción al pensar que<br />

dentro de poco tiempo estaría en París. «Aterrizaré antes del amanecer.» En<br />

el aeropuerto había un pequeño jet esper<strong>and</strong>o al obispo para cubrir el corto<br />

trayecto que lo separaba de Francia. Las líneas comerciales no operaban a<br />

esas horas y, además, no eran adecuadas para alguien que llevara lo que<br />

transportaba él en el maletín.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!