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El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

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<strong>Da</strong>n Brown <strong>El</strong> <strong>código</strong> <strong>Da</strong> <strong>Vinci</strong><br />

exasperaba continuamente a los veteranos criptógrafos franceses que<br />

estaban por encima de ella en el escalafón. Con todo, lo que más preocupaba<br />

a Fache era la verdad universal que decía que en una oficina llena de<br />

hombres de mediana edad, nada distraía más del trabajo que una mujer<br />

joven y atractiva.<br />

—La agente Neveu insiste en hablar con usted inmediatamente,<br />

capitán. He intentado detenerla, pero en este momento se dirige hacia la<br />

Galería —le comunicó Collet.<br />

Fache dio un paso atrás, incrédulo.<br />

—¡Esto es intolerable! He dejado muy claro que...<br />

Por un momento, a Robert Langdon le pareció que a Bezu Fache le<br />

había dado una embolia. <strong>El</strong> capitán se interrumpió en mitad de la frase y<br />

abrió mucho los ojos. La mirada de Bezu Fache estaba fija en algo a espaldas<br />

de Langdon. Antes de que le diera tiempo a volverse para ver qué era, oyó<br />

una voz cantarína de mujer.<br />

—Excusez moi, messieurs.<br />

Langdon se volvió y vio a una joven que se acercaba hacia ellos,<br />

avanz<strong>and</strong>o por la galería con paso ligero, resuelto, cadencioso, cautivador.<br />

Llevaba ropa informal: un suéter irl<strong>and</strong>és de color beige que le llegaba a las<br />

rodillas y unas mallas negras. Era atractiva y tenía unos treinta años. <strong>El</strong><br />

pelo, color caoba, le caía suelto sobre los hombros, enmarc<strong>and</strong>o un rostro de<br />

cálida expresión. A diferencia de las rubias desamparadas y tontitas que<br />

adornaban los dormitorios de los estudiantes de Harvard, aquella mujer<br />

tenía una belleza sana, se veía auténtica e irradiaba una increíble sensación<br />

de confianza en sí misma.<br />

Para su sorpresa, la mujer se acercó directamente a él y le alargó la<br />

mano.<br />

—Señor Langdon, soy la agente Neveu, del Departamento de<br />

Criptografía del DCPJ —pronunciaba las palabras con un acento mitad<br />

inglés mitad francés—. Es un placer conocerle.<br />

Langdon le estrechó la mano y quedó un instante cautivado por su<br />

mirada fija. Tenía los ojos verdes, penetrantes, y la mirada limpia.<br />

Fache aspiró con fuerza, preparándose sin duda para iniciar la<br />

reprimenda.<br />

—Capitán —le dijo ella adelantándose—, disculpe la interrupción,<br />

pero...<br />

—Ce nestpas le moment! —soltó Fache.<br />

—He intentado telefonearle —prosiguió Sophie sin cambiar de idioma,<br />

en una muestra de cortesía hacia Langdon—, pero tenía el móvil<br />

desconectado.<br />

—Si lo he apagado, por algo será —resopló el capitán—. Estoy habl<strong>and</strong>o<br />

con el señor Langdon.<br />

—Ya he descifrado el <strong>código</strong> numérico —dijo con voz neutra.<br />

A Langdon le invadió una punzada de emoción. «¿Ha dado con la clave?»<br />

Fache no sabía si responder.<br />

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