18.06.2013 Views

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Da</strong>n Brown <strong>El</strong> <strong>código</strong> <strong>Da</strong> <strong>Vinci</strong><br />

Volvió un poco la cabeza, recorrió con la mirada el respl<strong>and</strong>or de la<br />

Línea Rosa y no pudo evitar una sonrisa. Ahí, en lo alto del altar mayor,<br />

abierta sobre un atril dorado, reposaba una enorme Biblia encuadernada en<br />

piel. De pie en el balcón, sor S<strong>and</strong>rine estaba tembl<strong>and</strong>o. Hacía sólo un<br />

momento había estado a punto de salir corriendo a cumplir las órdenes, pero<br />

aquel hombre de abajo se había quitado de pronto la sotana, y al verle la<br />

piel, blanca como el alabastro, había quedado sumida en un horrible<br />

desconcierto. Tenía la espalda ancha y pálida atravesada por las marcas<br />

sangrientas de los latigazos. Aun desde ahí arriba se notaba que las heridas<br />

eran recientes.<br />

«¡A ese hombre lo han azotado sin piedad!»<br />

También vio el cilicio manchado de sangre que le rodeaba el muslo, con<br />

la herida en carne viva. «¿Qué Dios querría un cuerpo así castigado?» Sor<br />

S<strong>and</strong>rine sabía que nunca llegaría a comprender los ritos del Opus Dei. Pero<br />

aquello no le preocupaba lo más mínimo en ese momento. «<strong>El</strong> Opus está<br />

busc<strong>and</strong>o la clave.» Sor S<strong>and</strong>rine no podía imaginar cómo habían llegado a<br />

saber de su existencia, aunque lo que sí sabia era que no podía perder ni un<br />

segundo más.<br />

<strong>El</strong> sacerdote se iba poniendo la sotana mientras se acercaba al altar<br />

mayor, en dirección a la Biblia, y sostenía con fuerza su premio.<br />

Conteniendo la respiración, en absoluto silencio, sor S<strong>and</strong>rine salió de<br />

su escondite y bajó a toda prisa hasta sus aposentos. A gatas, buscó algo<br />

detrás de la cama y sacó un sobre lacrado que había escondido allí hacía<br />

años.<br />

Lo abrió y encontró cuatro números de teléfono correspondientes a<br />

París.<br />

Tembl<strong>and</strong>o, empezó a marcarlos.<br />

Abajo, Silas había dejado la tablilla sobre el altar y había empezado a<br />

pasar las páginas de la Biblia con sus dedos largos, blancos y sudorosos.<br />

Retrocedió hasta el Antiguo Testamento y encontró el Libro de Job y el<br />

capítulo treinta y ocho. Pasó el dedo por la columna de texto, impaciente por<br />

encontrar las palabras que estaba a punto de leer.<br />

«¡<strong>El</strong>las indicarán el camino!»<br />

Encontró el versículo once y lo leyó. Sólo tenía seis palabras.<br />

Confundido, volvió a leerlas, con la sensación de que había habido un<br />

tremendo error. <strong>El</strong> versículo rezaba simplemente así:<br />

LLEGARÁS HASTA AQUÍ, NO MÁS ALLÁ<br />

117

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!