18.06.2013 Views

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

El código Da Vinci - Colonial Tour and Travel

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Da</strong>n Brown <strong>El</strong> <strong>código</strong> <strong>Da</strong> <strong>Vinci</strong><br />

despegado, ya decidiréis si queréis que alguien de la Embajada americana<br />

venga a recibirnos.<br />

De pronto, Langdon no quería tener nada que ver con ninguna<br />

embajada. No era capaz de pensar en nada que no fuera el cilindro, las<br />

inscripciones, la manera de llegar hasta el Grial. No estaba seguro de si<br />

Teabing tenía razón con lo de Gran Bretaña. Era cierto, la mayoría de<br />

leyendas modernas lo situaban en algún punto del Reino Unido. Incluso se<br />

creía que la mítica isla de Avalen no era otra cosa que Glastonbury, en<br />

Inglaterra. Estuviera donde estuviera, Langdon nunca imaginó que acabaría<br />

buscándolo. «Los documentos del Sangreal. La verdadera historia de Jesús.<br />

La tumba de María Magdalena.» De pronto se sintió como si esa noche<br />

estuviera viviendo en una especie de limbo... en una burbuja a la que el<br />

mundo real no podía acceder.<br />

—¿Señor? —dijo Rémy—. ¿De verdad está pens<strong>and</strong>o en instalarse<br />

definitivamente en Inglaterra?<br />

—Rémy, tú no te preocupes —le tranquilizó Teabing—. Que yo regrese a<br />

los dominios de la Reina no implica que piense someter a mi paladar a<br />

salchichas con puré el resto de mis días. Espero que vengas conmigo. Pienso<br />

comprar una espléndida mansión en Devonshire, y haremos que te envíen<br />

todas tus cosas de inmediato. Una aventura, Rémy. ¡Toda una aventura!<br />

Langdon no pudo evitar una sonrisa. Mientras su amigo seguía<br />

haciendo planes para su triunfal regreso a Gran Bretaña, se sintió<br />

contagiado por tanto entusiasmo.<br />

Miró distraído por la ventana y vio pasar los árboles, pálidos como<br />

fantasmas a la luz mortecina de los faros antiniebla. <strong>El</strong> retrovisor de su lado<br />

se había doblado un poco hacia dentro, movido por las ramas, y en el reflejo<br />

vio a Sophie apoyada tranquilamente en el asiento de atrás. La observó largo<br />

rato y se vio invadido por un inesperado arrebato de agradecimiento. A pesar<br />

de todos los problemas de la noche, se alegraba de haberse tropezado con<br />

tan buena compañía.<br />

Tras un largo rato, como si de pronto hubiera notado que le tenía<br />

clavados los ojos, Sophie se echó hacia delante y le dio un masaje en los<br />

hombros.<br />

—¿Qué tal? ¿Estás bien?<br />

—Sí —dijo Langdon—. Más o menos.<br />

Sophie volvió a echarse hacia atrás, y Langdon, por el retrovisor, se fijó<br />

en que esbozaba una sonrisa. Para su sorpresa, constató que él mismo<br />

también estaba sonriendo.<br />

Encajado en el maletero del Range Rover, Silas apenas podía respirar.<br />

Tenía las piernas y los brazos atados con cuerdas y cinta aislante. Con cada<br />

bache, una sacudida de dolor le recorría la espalda magullada. Por lo menos<br />

sus captores le habían quitado el cilicio. Como tenía la boca tapada con<br />

cinta aislante, sólo podía respirar por la nariz, que cada vez tenía más<br />

tapada, porque el polvo del maletero se le iba metiendo en las fosas nasales.<br />

Empezó a toser.<br />

—Creo que se está ahog<strong>and</strong>o —dijo Rémy con tono de preocupación.<br />

259

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!