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AFRODESCENDENCIA - CINU

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<strong>AFRODESCENDENCIA</strong>APROXIMACIONES CONTEMPORÁNEAS DESDE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBEdemonio le ayudaba a recoger el ganado y que a otros se les iba de estampida y queél dando un grito, el ganado estaba quedo”. 21 En algunos casos, la ayuda demoníacacotidiana se condicionaba al reniego del cristianismo, porque como se decía del mulatoJuan Calderón, sólo cuando se quitaba el rosario del cuello podía llevar a cabo con éxitotareas arriesgadas, como el domar a un potro cerrero. 22Hay casos en los cuales los pactarios tiene la fuerza y confianza en sí mismos como parahacer verdaderas proezas en el manejo del ganado y los caballos. Por ejemplo, se decíaque un mulato libre de quien no tenemos el nombre acusado de tener pacto demoníacocausaba admiración entre todos los vaqueros porque realizaba suertes extraordinarias,como “meneando los pies aguardaba a un toro muy bravo y le mete en los cuernos dosnaranjas, o bien montado en una potranca le iba quitando la silla quedando en pelo sinapearse ni caer”. 23 De hecho tal despliegue de habilidad era sospechoso para sus iguales,así que de la envidia se podían desprender acusaciones malintencionadas, fundadas o no.Dos casos excepcionales se refieren a tres mujeres que hacen pacto para llevar una vidamuy aparecida a de los hombres, pues actúan como ellos.En el primer caso, es el de la negra Antonia de Soto o María Antonia de Noriega. Según sunarración, se escapó de casa de su amo hacía ya seis años gracias al uso de unas yerbasque una criada indígena le dio y que la volvieron invisible para su amo. 24 A lo largo deesos seis años siguió usando de esas yerbas, además de rosas y peyote. Ella creía queesas sustancias la ayudaron a proseguir con sus andanzas, pero también pidió ayudaal demonio para “que le ayude en ciertos momentos de necesidad, a torear, a domarcaballos, a pelear y tener suerte en el juego”. 25 Según su narración, el demonio le diociertas piedras azules que, colocadas boca arriba le ayudarían a torear, boca abajo adomar y conservándolas en el seno a jugar y en las visiones que le provocaba el peyotefrecuentemente se aparecía un toro que su pareja de aventuras debía domar, tal vez pararenovar el pacto.En el otro caso que conocemos, Catalina de Guzmán señalaba a los inquisidoresque había conocido hacía un año a María de Rojas -morena criolla- cuando huyótemporalmente con ella, posiblemente para escapar de sus amos. Mientras se encontrabafugitiva, María de Rojas, esclava de Manuel de Rojas y avecindada en el real de SanMiguel, le contó a Catalina de sus particulares andanzas. María de Rojas pudo huir desu amo y, tal vez para ocultarse de él, se vistió de hombre. Ella le narró a Catalina así que“una vez, andando huida, se juntó con una mulata y las dos andaban en traje de hombrehacia San Luis en unas vaquerías: que traían en un papel pintado al demonio en el arciónde la silla y que entraron en la plaza de San Luis y que hicieron muy buenos lances y lesdieron en premio” 26 y hasta salieron en hombros de la gente. El hecho de que el pactodemoníaco sirviera también para que María y la mulata pudieran trabajar como vaqueras111MÉXICO

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