<strong>AFRODESCENDENCIA</strong>APROXIMACIONES CONTEMPORÁNEAS DESDE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBELa esclavitud en el ámbito doméstico de la elite blanca entreveró emociones de amory odio. Cultivó relaciones afectivas entre las esclavas niñeras y del servicio con loshijos de sus amos, 33 y como era de esperarse, entre los amos y las esclavas con las queprocrearon hijos de aquellas relaciones extramaritales. En la sociedad yucateca existíala costumbre de bautizar a sus esclavos y ponerles apellidos de la familia; 34 así la niñaantes referida llevó el nombre de María Salomé RivasCacho y de María Josefa Casaresla niñera mencionada por José María Oliver y Casares. Por lo tanto, resulta viable lahipótesis de que la presencia de afromestizos con estatus y posiciones importantes en laadministración colonial y de mando en las haciendas pudiera explicarse en parte por serhijos no reconocidos o ilegítimos de los amos, o sus descendientes, a quienes protegían.La abolición de la esclavitud fue establecida por la agenda de la insurgencia de 1810 yde la naciente República mexicana en 1824. En el estado de Yucatán el 13 de septiembrede 1823, su Constituyente prohibió introducir esclavos (hombres y/o mujeres), lalibertad de vientres, pero sujetando a los nacidos “al estado de familia [en casa del amo]”y la liberación de los existentes por voluntad de los propietarios o indemnización. Lanorma implicó la continuidad del comercio de esclavos existentes, por ejemplo, en1825 Tomás Aznar vendió un esclavo de nombre Francisco Aznar, y en 1828 Ana MaríaRodríguez compró a Clara Coronel (ver tabla 4). Asimismo, la liberación por voluntad oremuneración tampoco implicó que abandonaran las casas de sus dueños, en diversoscasos permanecieron en ellas modificando su relación jurídica a sirvientes asalariados. 35Una práctica de liberación implementada en Campeche fue que su Junta Patrióticacomprara esclavos para poner en libertad, como parte de los ritos de conmemoracióndel Grito de Independencia. Ese fue el caso de la adquisición a Miguel de Lanz de suesclavo de nombre Basilio Cosgaya, en 400 pesos y que el Ayuntamiento libertó el 16 deseptiembre de 1828. 36En uso de sus facultades extraordinarias entregadas por el Congreso de la Unión, elPresidente Vicente Guerrero emitió el decreto del 15 de septiembre de 1829 para laliberación definitiva de los esclavos, previa valuación a pagar por cuenta del erariopúblico cuando las condiciones lo permitieran. En correspondencia, el 12 de octubre, elgobernador de Yucatán José Tiburcio López puso en vigor el reglamento para liberar alos esclavos, valorar sus precios y entregar a los propietarios un “recibo” para su cobro. 37Un mes después, el 5 de noviembre, el pronunciamiento militar estallado en Campechea favor del centralismo contó con el apoyo de las oligarquías, entre ellas, un sector depropietarios de esclavos disgustados por la pérdida de mano de obra que empleabanen la cosecha de sal, corte de palo de tinte, navegación y otras actividades. Al triunfodel pronunciamiento centralista en Yucatán, el 30 de marzo de 1831, varios vecinos dela Villa del Carmen solicitaron derogar el decreto nacional de abolición y restablecer eldominio sobre los “negros que se hallaban esclavos”. El Consejo de gobierno yucateco126MÉXICO
<strong>AFRODESCENDENCIA</strong>APROXIMACIONES CONTEMPORÁNEAS DESDE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBEdejó en manos del Congreso general el asunto ya que revisaba todos los actos de laadministración derrocada del Presidente Guerrero. 38 En otro sentido, en Mérida, como enotros lugares, hubo resistencias argumentando los vínculos afectivos.Al inicio del periodo independiente se estima la presencia de 200 esclavos en lasociedad yucateca, lo que no es del todo confiable. En 1829, el registro de esclavospara su liberación, levantado del 16 de octubre hasta el 4 de noviembre, arroja laexistencia de 163 esclavos valuados en $45,671 entre 72 propietarios de Campechey Mérida (ver anexo). De aquellos, 55 eran hombres y 17 mujeres. En su mayoría eranvecinos de Campeche, y tan solo aparece un escaso número de meridanos, a lo sumo8 (5 hombres y 3 mujeres). Los propietarios poseían 131 esclavos y las propietariastenían 32. Sin embargo, Cecilia Gucit, posiblemente vecina de Campeche, era la mayorpropietaria con ocho esclavos. Entre los propietarios se destaca el naviero campechanoJuan L. MacGregor con 6; un grupo de 9 dueños tenían 5 cada uno, 3 poseían 4 y, porúltimo, un grupo amplio de propietarios menores poseían entre 1 y 3 esclavos. Entrelos campechanos distingo a los Duque de Estrada por su afrodescendencia 39 y a Pedro[Manuel] de Regil, importante comerciante español y proponente de la prohibición de1823. 40No obstante las cifras anteriores, el cómputo es incompleto, por ejemplo, no incluyea la vecina de Mérida María Josefa Lanzos de Morales que presentó a su esclava MaríaValmina Morales valuada en $400 41 y tampoco contamos con los registros de los partidosdel interior y la Costa, a excepción de la subdelegación de Hunucmá (ver tabla 4).Tabla 4. Esclavos presentados para su liberación en la Subdelegación de Hunucmá, 1829Fecha Vecindad Dueño/a Esclavo/a Valor16-10-1829 HunucmáJosé E. PeñaPedro José Castro $260Subdelegado y juez19-10-1829 Sisal José María Martínez Francisco Aznar 30019-10-1829 Sisal Cecilia RivasCachoMaría Salomé RivasCacho30016 años19-10-1829 Sisal Ana María Rodríguez Clara Coronel 250Fuente: AGEY, Poder Ejecutivo, Justicia, caja 24, vol. 2, exp. 20.El proceso de liquidar los “recibos” de los esclavos liberados en ese año llegó a la PrimeraRepública Central, cuya ley del 5 de abril de 1837 ordenó pagar las indemnizaciones alos propietarios afectados con la liberación, y posiblemente hasta 1856 los reclamos algobierno nacional.127MÉXICO