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Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado

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Gotemburgo el IKF ya había ganado por un ajustado 1-0, en la vuelta se daba tan por

segura la victoria del Hamburgo que incluso se vendían en el campo los banderines

del equipo alemán y la leyenda «Campeones de la Copa de la UEFA de 1982». Sven-

Goran Eriksson no necesitó nada más para arengar a los suyos antes del encuentro: no

hubo charla, sólo sacó aquel banderín y se lo enseñó a sus jugadores. La respuesta fue

contundente: victoria sueca por 0-3 (marcaron Corneliusson, Nilsson y el defensa

Stig Fredriksson) mientras Europa alucinaba con un equipo de aficionados.

Ruben Svensson lo vio como un triunfo político: «Con Eriksson hacíamos el

auténtico fútbol de izquierdas. Todo lo construíamos juntos, como un equipo. Su

filosofía se basa en que siempre tienes a alguien detrás guardándote las espaldas. Así,

puedes arriesgar. Da igual que hablemos de un equipo de fútbol, de una empresa o de

la sociedad misma: lo importante es el colectivo, el individuo tiene que quedar en un

segundo plano». En su opinión, aquel triunfo tenía que ver con los valores que

anidaban en el equipo: «Éramos amigos, gente preocupada por lo que nos rodeaba.

Los jugadores sabíamos lo que ocurría en el mundo, y varios de mis compañeros eran

reconocidos socialdemócratas».

Tras la victoria europea del 82 (ese año ganaron liga, copa y UEFA), el equipo se

deshizo. Corneliusson se fue al Como italiano a formar Los Gemelos del Gol con

Stefano Borgonovo; Nilsson se dio otra oportunidad en el profesionalismo con el

Kaiserslautern; Hysén se marchó al PSV Eindhoven. Svensson se quedó, hasta que en

1985, ya con 33 años, se marchó a un equipo menor de la ciudad, el Västra Frölunda,

de Segunda División. En esa campaña, la 85-86, el IFK había vuelto a ser un grande

de Europa. Nilsson y Hysén habían regresado, Fredriksson y los hermanos Tord y

Tommy Holmgren seguían allí, aparecían nuevas jóvenes figuras como Roland

Nilsson y Johnny Ekström (que en los 90 jugaría un año en el Betis) y de la mano del

técnico Gunder Bengtsson, que se proclamaba discípulo de Eriksson, el buen fútbol

era otra vez norma en Gotemburgo. Pero Svensson ya no formaba parte de todo

aquello. Al menos hasta que a alguien del club se le ocurrió repescarlo sólo para dos

partidos: los de la semifinal de la Copa de Europa contra el Fútbol Club Barcelona.

Los medios españoles trataron a los suecos con condescendencia en la previa de

aquel enfrentamiento. Les hacían reportajes en sus trabajos y alucinaban cuando

jugadores como Torbjörn Nilsson respondían, ante una posible oferta del Barça, que

no le interesaba porque «aquí tengo el proyecto de abrir un restaurante. A mí me

gusta cocinar». Pero el IFK Goteborg volvió a dar la sorpresa: un repaso en toda regla

al Barça acababa con una brillantísima victoria sueca por 3 a 0 en la ida, dos tantos de

Nilsson y uno de Tommy Holmgren, al que en Barcelona, en la vuelta, los bomberos

de la ciudad le regalaron su casco, porque Holmgren, sí, era bombero.

«Sufrimos muchos comentarios sarcásticos: que si uno era maestro, que si el otro

fontanero… Decían que eran aficionados y que no había derecho a que el Barça

perdiera allí así», decía Pichi Alonso. Él precisamente sería el héroe de la vuelta en el

Camp Nou, marcando tres goles en apenas tres balones que tocó, y el Barça acabó

www.lectulandia.com - Página 107

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