Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado
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se había sacado. Durante 30 años ha trabajado como psiquiatra en el Instituto
Philippe Pinel (Botafogo), y ha innovado en el trabajo con sus pacientes alternando el
hospital y sus particulares terapias en el campo de fútbol con ellos. También ha
entrenado a equipos de chavales desfavorecidos. Nunca ha dejado de lado las causas
sociales que siempre defendió. En 1988 se presentó como candidato al parlamento
por el Partido Socialista Brasileiro, en el momento en que volvía a ser legalizado tras
24 años en la clandestinidad.
«Hoy, más que nunca, no paro de luchar contra la injusticia y lo perverso de un
sistema que está acabado, en el que sólo los que se benefician de él lo mantienen con
vida. No pienso aceptar el hambre y la existencia de meninos da rúa [niños de la
calle], principalmente en este país, que es rico en todo. Esta democracia nos ahoga y
sólo sirve para que una minoría pase por encima del 90% del pueblo brasileño»,
declaraba en 2002, justo antes de que Lula da Silva llegase a presidente. Ahora tiene
70 años. Y sigue llevando barba.
Con 16 años, el Athletic de Bilbao trataba de fichar a Endika Guarrotxena,
delantero del equipo de su pueblo (Getxo), cuando se encontró con una sorpresa. El
chico mandaba una carta al club rojiblanco en la que le anunciaba que dejaba el
fútbol y que nunca ficharía por ellos. «En el lenguaje que debí escribir aquello…
Seguro que hoy me reiría. Pero lo que les decía era que el fútbol era una mafia y un
negocio y que yo no iba a formar parte de aquello. Que me dedicaría al atletismo»,
dice con una sonrisa hoy.
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