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Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado

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nacional y social de izquierdas, pero derivada de lo que me ha enseñado la izquierda

abertzale», reflexiona. Y añade: «Abertzales los hay de izquierdas y de derechas. Yo

intento ser de izquierdas. Con todas las contradicciones que tenemos, trato de llevarlo

a la práctica. Tengo más conciencia que antes. Lo que he vivido en la calle, con este

pueblo, en los sitios en los que he militado, me ha hecho ver que hay otros modelos

políticos, sociales y de convivencia que son más justos e igualitarios. Son reductos

pequeños que hay en Euskal Herria: las herriko tabernas [tabernas del pueblo], las

fiestas, el voluntarismo militante, la forma de trabajar asamblearia…».

Sarriegi reconoce que la izquierda abertzale ha cometido el error de centrar su

política más en la conciencia nacional que en la social, pero tiene claro que el único

camino que él conoce para llegar al mundo que quiere viene por un carril de doble

sentido: un modelo social que sólo se conseguirá con la independencia. Así que la

idea del nacionalista utópico de un mundo más cercano a la perfección pasa porque el

País Vasco sea independiente y esté gobernado por ese socialismo nacional: «Yo no

quiero un estado independiente como este, o con un Lehendakari del Partido

Nacionalista Vasco (PNV). Un estado independiente tiene que ir paralelo a la

creación de un modelo social, y en un estado pequeño como este sería más fácil».

Sarriegi tiene un hijo. Como cualquiera, define el mundo que quiere en el futuro

como el que le legará a él. «Aquí la izquierda abertzale está luchando por crear un

estado vasco independiente y socialista en el que todos podamos vivir mejor. Y para

mí eso es muy importante y merece la pena. No quiero que mi hijo viva como

vivimos ahora. No quiero que esté 40 años hipotecado para pagar una casa y tenga

que trabajar 12 horas diarias para ser un infeliz. No quiero que tenga que aparentar

con un coche para que luego esté vacío por dentro», señala. Esa idea utópica choca,

para Sarriegi, con lo que se vive en otros lugares. Por ejemplo, la capital de España

de la que ha venido el periodista para entrevistarlo. «Yo os veo en Madrid, que salís

por la mañana a trabajar y volvéis a las nueve de la noche, así que la educación de los

niños es para el Estado, que todo lo enfoca a que seas productivo, al pensamiento

único. Todo eso a mí me preocupa», reconoce. Todo por el hijo: «Esta vida no me

gusta: trabajo, estrés, consumo… Creo en otra vida, en que se pueden hacer las cosas

de otra forma», resume.

Con la izquierda abertzale en la ilegalidad y su influencia exangüe por la batalla

que le han presentado los sucesivos gobiernos españoles, se exige la condena a la

violencia de ETA como camino inevitable para volver a la legalidad. Un camino que

Sarriegi no contempla. «Desde el fin del franquismo hemos sido ilegales, luego

hemos utilizado la lucha institucional cuando hemos querido y ahora eso se ha

acabado. Bueno, ponen unas condiciones… Así que habrá que readaptarse», dice.

«¿Cómo?», le pregunto. «Es difícil. Habrá que pensarlo bien y ver que las cosas han

cambiado. La represión y la ilegalización te cambia las formas de luchar y

organizarse, y eso necesita una adecuación», señala.

Dicho esto, llega el momento de ahondar en su apoyo a la violencia de ETA. Es

www.lectulandia.com - Página 119

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