Futbolistas de izquierdas - Quique Peinado
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Holanda: Cruyff, Rijsbergen… y Carrascosa
No había un país en el mundo más concienciado contra la dictadura de Videla que
Holanda. Y, por lo tanto, no había otra selección más presionada para representar ese
sentir que la oranje. La ecuación parece tan fácil que lo normal hubiera sido que
Holanda hubiese abanderado la oposición al régimen de los chicos de corto en el
Mundial. Pero no. O al menos, casi no.
Johan Cruyff renunció a jugar el torneo. Ávido como andaba el mundo de
jugadores que se comprometieran políticamente contra Videla, se interpretó el gesto
como una medida ideológica de Cruyff, aunque él jamás dijera semejante cosa. Lo
cierto es que, como relatara años después a Catalunya Radio, el entonces jugador del
Barça había sido asaltado en su casa a punta de pistola, e incluso fue encañonado en
presencia de su mujer. «Mis hijos iban con escolta al colegio… y al final dices basta»,
relató, dejando explícitamente claro que esa fue la razón para renunciar a jugar el
torneo. Además, el holandés había prometido a su mujer, Danny Coster, que el del 74
había sido su último Mundial tras publicar el diario alemán Bild que los holandeses
habían pasado una divertida tarde en la piscina del Hotel Wald de Múnich
acompañados de unas señoritas que evidentemente no eran sus esposas. Aunque en su
época como jugador siempre fue un rebelde, en especial en lo que se refiere a las
condiciones laborales de los jugadores (ayudó incluso en la formación de la
Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), el sindicato español), Johan Cruyff
jamás se ha pronunciado como un hombre de izquierdas. Eso sí: durante años
alimentó con su silencio el bulo de una renuncia política.
Un caso muy similar, aunque con diferencias de fondo, fue el del jugador
argentino Jorge El Lobo Carrascosa. Lateral izquierdo, leyenda del Huracán que
entrenó César Luis Menotti y que cobijaba en sus gradas a multitud de opositores
activos al régimen (en algún partido brotaban clandestinas pancartas de apoyo a los
Montoneros), renunció al Mundial de 1978 cuando su amigo El Flaco lo llamó para
ser su extensión en el campo. De Carrascosa se decía que era peronista, que militaba
en el comunismo como el seleccionador, pero nunca hubo un pronunciamiento claro.
Sí que parece factible afirmar que entonces era un hombre de izquierdas. Pero lo
cierto es que su renuncia siempre estuvo llena de ambigüedades, en las que dejaba
entrever que la situación política podía ser un factor, pero en cualquier caso uno más
de ellos. Al año siguiente del campeonato dejó el fútbol con sólo 30 años. Pero ¿por
qué renunciar a un Mundial en casa (y con evidentes posibilidades de ganarlo) si tras
el campeonato de 1974 se había mostrado en repetidas entrevistas encantado con la
experiencia de jugarlo y con la posibilidad de repetir cuatro años después? No hay
una respuesta unívoca a eso. Y si hubiera renunciado por una postura política, decirlo
ahora sería fácil, lejos del miedo y con la posibilidad de convertirse en alguien más
respetado. Pero ni siquiera ahora dice explícitamente que renunciara por Videla. En
una entrevista para el semanario Colón Doce en 2009, el exjugador, de 61 años
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